A veces suelo escribir, dejando que mis palabras fluyan de vez en cuando, no forzándolas a salir, ni a formarse una tras otra formando ideas que a la larga pienso en borrar. Usualmente escribo, pero existen ocasiones en que, dejado por una pasión inexplicable, quizás solo dejado por la pasión, lleno unas cuantas líneas que no digan nada, pero que brotan sin más de mi cabeza con el solo propósito de brotar.
“…hola, cómo está Sr. C, preguntó la persona F al ver que H se encontraba muda frente a un Sr. C que platicaba fervientemente, trazando una historia tan peculiar como la de su vida. Bastante bien respondió el Sr. C y volvió su atención a H que continuaba sin decir o aportar el más mínimo comentario…”
Hoy no tengo nada más que decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario