viernes, 5 de noviembre de 2010

Da igual, no mencionaré nada de aquello...

Porque no pienso dedicarle a ella estas lineas, no hablare de ella y no mencionare nada de su dulce carácter, su virginal locura y toda aquella sensualidad albergada en su piel clara. Por qué prestar atención a sus delicadas facciones, sus diáfanos ojos, sus suaves mejillas rosadas, su curiosa nariz y sus deliciosos labios. Por qué dedicar todo un discurso y perder mis palabras en aquella silueta que va desde su gozoso cuello, pasando por sus gustosos senos y su placentero sexo que esta entre la deleitosa cintura y sus gratas piernas que terminan en la punta de sus hermosos dedos. Por qué hacer referencia a su excitante pensamiento y a sus movimientos delicadamente tranquilos (o era su pensamiento delicadamente tranquilo y sus movimientos excitantes?), da igual, no mencionaré nada de aquello.