lunes, 21 de marzo de 2011

El rey está sentado fuera...

El rey está sentado fuera, en su alto y gótico trono, en la más grande colina. El rey dice que gusta de los lugares altos, donde puede ver un dilecto y amplio paisaje y así se encuentra en este momento, gustoso. El rey piensa, indaga en los pensamientos de las nubes en el cielo azul amarillento, porque se está haciendo tarde, pronto caerá la noche y el rey seguirá pensando, indagando ahora en los pensamientos de una luna hermosa, de cielo obscuro y de lejanías allá en el universo.
  El rey sueña, con la belleza de su reina, de su musa y de su motivo por el cual cada mañana sube hasta la grande colina y se sienta en su alto y gótico trono, para pensar e indagar y para volver a soñar. El rey tuvo una pesadilla, pero ha despertado en otra, aún sigue todo sentado, el rey abre los ojos y no puede ver. El rey no quiere volver a soñar, tiene miedo de ver lo que vio y no poder volver a ver cuando despierte. El rey amanece con el sol y sus ojos se ven cansados, el rey está cansado.
  El rey tiene frio, pero no hay nadie que le lleve una manta hasta la cima de la colina, donde se encuentra sentado en el alto y gótico trono. El rey ya no gusta de estar ahí, sin observar el dilecto y amplio paisaje, ya no piensa ni indaga en el cielo, y tampoco en la luna hermosa. El rey no es rey ni tiene reino. El rey que no es rey ya no tiene sueños, los ha perdido y ahora tiene miedo, mucho miedo de bajar la colina y no poder volver a subirla.