domingo, 7 de noviembre de 2010

No tenemos tiempo...

No tenemos tiempo para el amor cuando llego cansada del trabajo, me meto entre las cobijas de la cama y me duermo sin siquiera cruzar palabra de buenas noches. Tampoco lo tenemos cuando, al despertar tus prisas por llegar a temprano a la oficina te desconectan de la cama donde yo sigo acostada, abres la puerta en silencio y la cierras de la misma forma tras de ti. El reloj despertador suena minutos después de tu partida, con la mano a tientas lo busco para apagarlo, levanto la mitad de mi cuerpo y por un instante noto que ya no estas aquí, comienzo a sentir un hueco entre el pecho y la garganta. Voy directamente al baño.

  Saliendo ya de casa, busco entre mis contactos del celular el numero de una amiga, veo como pasa tu nombre y se va desprendiendo hacia la parte de arriba hasta desaparecer. Más tarde una llamada interrumpe mi trabajo, abandono la computadora un momento y noto que eres tú quien llama, vacilo en contestar, pero al notar que hay dos mensajes sin revisar me decido por recibir la llamada, va pasando el supervisor y me observa con una mirada inquisitoria que he dejado de laborar. Hola? qué pasó?, estoy en el trabajo digo, él responde de inmediato que si no había visto un fólder azul sobre la mesa antes de que saliera de la casa, yo le respondo que no, sólo se escucha un "rayos" al fondo y cuelga su llamada con un gracias. Vuelvo al trabajo sin antes pasar un regaño de mi jefe.

  Cae la noche y aún no tenemos tiempo para el amor, tú ya estas acostado cuando entro a la habitación, tienes un libro de Kant en las manos, pero no reparo en que cada noche es uno diferente. Me coloco a tu lado, retiras los ojos del libro para voltear y dirigirme una mirada fugaz, apagas la luz de tu costado libre y te acomodas para iniciar el sueño. Creo que ya es tiempo para el amor, me acerco a ti con el afán de abrazarte pero tu cabello huele a sexo de mujer que no es del mio. No tenemos tiempo para el amor y comienzo a creer que no lo tendremos.

  Pasan los días, semanas incluso y sigues oliendo diferente cada noche. Un día te decides a dirigirme unas palabras de fingido afecto "te quiero", yo sé de tus infidelidades respondo seria. Un silencio intermedio y escucho de su boca " y es por eso que te quiero", el corazón se me enternece y te abrazo. Creo que ya es tiempo para el amor.