lunes, 16 de agosto de 2010

No es la fijación por las mujeres lo que me lleva a inspirar cada escrito...

No es la fijación por las mujeres lo que me lleva a inspirar cada escrito eso únicamente le corresponde a una, pero también es solo que no encuentro otro tema mas interesante, de inmensa belleza, de estética y de una increíble sensualidad lo que me pone hoy frente a un papel con un lápiz y en este preciso momento delante de una computadora a dictaminar unas cuantas necesidades. El día apenas comienza y despierto en este maravilloso sueño a su lado, al menos en pensamiento, lo cual basta para alegrar mi día, después tomo un largo baño y no, no se baña conmigo, ni en pensamiento ni en persona, pero para ese instante solo me preocupa el aseo de cada una de mis regiones, eso también sirve para empezar bien en las mañanas. Luego sigue esa rutinaria tarea de buscar que ropa ponerme, quizá tenga en mente que la vea hoy, arreglo el material indispensable para las labores académicas, busco que libro me podre llevar para el transcurso del día y ocasionalmente olvido desayunar.


  La salida es punto importante, este consta de un camino de aproximadamente 15 minutos hacia un camión que me dejara en las entrañas de un insaciable monstruo, si, obviamente hablo del metro, pero antes de que llegue a esa parte tengo un ligero temor que calmo con un poco de música, un trayecto obscuro y por instantes solitario donde todo pudiere ocurrir pasa bajo mis pies apresurados, a unos pasos de llegar a la parada del camión me tomo el tiempo para decir una pequeña oración frente a una iglesia y ya encomendado y agradecido por la oportunidad de estar de nuevo ahí hago la parada al pesero que pasa con gente desbordando de ambas puerta, como sea uno debe colgarse para intentar no llegar tarde y con una frase común “le pasa uno al metro” concluye mi deber con aquel chofer, cierto es que uno no puede leer estando a punto de caer y preocupado por su vida, pero el tiempo es invertido en reflexiones, la gente baja y sube del pesero como una analogía de esta vida, siempre la cortesía de dejar bajar y que pasen primero las mujeres para evitar cualquier accidente, te dan las gracias, en su mayoría mujeres mayores y en algunas ocasiones una sonrisa con un leve enrojecimiento de las mejillas si son cercanas a la edad, la atracción a primera instancia física es bastante importante pero vuelvo a pensar en aquella mujer con la que despierto, no es infidelidad y me defiendo temeroso con mi argumento de la belleza existente en la mujer, su pensamiento se extiende y estoy a punto de mandar un mensaje con las palabras “te quiero” seguido de un deseo de un excelente día, claro sin olvidar un beso, pero a veces mi necesidad de iniciativa se ve frustrada por pensamientos que no debieran ser tal vez, ya después de un buen tramo de camino y de tiempo noto que se esta próximo a llegar, para entonces ya casi se ha vaciado por completo en contenedor humano con ruedas y para cuando estamos en nuestro destino, este contenedor no vacía y como animales corremos en todas direcciones buscando llegar a tiempo, por mi parte bajo las escaleras al subterráneo y me doy cuenta de que no tengo ese pequeño pase de 3 pesos, tampoco cuento con una tarjeta por lo que la flojera actúa rápidamente y en vez de formarse en esa enorme fila con unas monedas en la mano le pides al usuario mas próximo si te puede ayudar en tu causa, dándole las gracias tomas diferente camino y no lo vuelves a ver. Ahora viene lo divertido, la espera de aquella limosina o gusano gigante de color naranja, repleto de seres que al parecer están siendo digeridos en el interior o al menos eso sugiere la temperatura a la que se viaja, pasa una estación y siguen entrando, para des fortuna mas hombres que mujeres por obvias razones, el calor se va apoderando cada vez y las molestias también, eso al menos puedo estar seguro que de mi mismo, para cuando ya hubo avanzado unas cuantas mas estaciones ya va mas tranquilo mi ser y para cuando llego a donde tengo que salir, muchos como yo apresuran el paso, volteo a mi reloj y me doy cuenta que aun tengo 45 minutos antes de la primera clase así que tengo el gusto de caminar despacio aunque a veces no se pueda por la costumbre. En ese trayecto voy respirando aire fresco y llego con aun mucho tiempo, busco que desayunar y resuelvo aquella necesidad con una empanada de mole con pollo, después de acabármela me arrepiento y pienso que hubiere sido mejor una dulce, entro a la instalación tomo la publicación de la semana y me quedo leyendo frente a un increíble paisaje, transcurre el tiempo y ya estoy en clase, no me detendré a explicar lo ocurrido en clase pero ah!, increíbles.

  Hasta aquí ya me he desviado un poco pero fue normal que pasara eso, mi pensamiento algo libidinoso debo admitir, bueno si, tengo un gran libido, pero controlado hasta ahora fue entretenido por la concentración que requerían las materias y la lectura posterior a ellas, después de ello vuelvo a la cotidianidad de mi pensamiento, divagar entre tanto y la creación de fantasías e historias que contar, con fantasías no me refiero a nada malo, si, eso a lo que me refiero como malo no es malo, pero ya de camino a casa me percato de que una amiga dirige sus pasos hacia mi, converso un poco y quedo con ella de verme mañana, es Inés, para los que pudieron pensar otro nombre, sigo mi camino y voy pensando si quizá me encuentre con ella, ahora si hablo de con quien me despierto, no literalmente claro y en este punto es donde me doy cuenta que si, tengo una enorme fijación por las mujeres, al menos por una y hablar de las demás seria como ni modo, les toco un poco de ella, ya de regreso me encuentro en una situación similar en aquel monstruo naranja, hay menos personas para mi consuelo y noto que hay una mujer de 19-20 años que va sudando por el pasillo, será la protagonista de mi siguiente historia, aquellos cabellos rubios mojados literalmente le daban un toque erótico que en cualquier vagón que eligiera para entrar se podría respirar de ella y sentirse excitado, lastima que no compartimos el gusto los que nos encontrábamos en el mismo espacio cerrado, llegando a la estación de la pirámide baje y dormí parte del trayecto, como caballero no le cedí el asiento a una mujer joven sino a una mayor y llegue por fin a su casa, hube comido, dormir otro rato, leí un poco y ahora me encuentro esto que parecía no me iba a dar tiempo de terminarlo hoy, ahora me encuentro hablando con aquella fuente de inspiración y para después de las doce ya me habré dormido con ella, yo también lo siento, pero no es literal tampoco, sólo pienso en ella, vaya fijación!, buenas noches…