jueves, 18 de noviembre de 2010

Buenas noches...

La preocupación era de un niño que, al no recibir reciprocidad de su familia tiene un final digno. Ya es tarde y el pequeño infante, levantándose del sueño y de su cama va a la sala donde sus padres están cenando y dice buenas noches, no hay respuesta. Sus padres se percatan de su presencia y le llaman la atención, le dicen que vaya a dormir, son las 10:00 pm y él tiene escuela. No dice más, da la media vuelta y se dirige a la cama. Por el pasillo a su recamara se encuentra con su hermana que se pasa de largo aún cuando ha dicho buenas noches, y claro, esperaba una retribución equivalente. El pequeño no se siente triste, pero  un vacio se va formando en él, comienza a faltarle algo. Ya en la cama, bajo las cobijas analiza aquellas experiencias ocurridas hace unos cuantos minutos, cierto! Se dice para sí mismo, olvidaba que su familia era sorda, el vacio desaparece y puede volver tranquilo al sueño.