martes, 23 de noviembre de 2010

Imaginemos la siguiente escena...

Imaginemos la siguiente escena; se ha cometido un crimen, la habitación donde fue el posible homicidio esta toda revuelta, una mancha de sangre al centro, un ventilador sin un aspa, una soga color naranja esta sobre una silla recostada sobre la alfombra de entrada, en un escritorio están talladas las palabas: “no se culpe a nadie” que nos hace pensar en el cuento de Cortázar. Al parecer aquellas palabras fueron escritas con un corta cartas que está a lado de un tenedor con el cual posiblemente cenaron por última vez. La visión da lugar a un desastre, también hay un foco reventado, una lámpara sin pantalla cubierta con una mascada de color rojo, una botella de vino tinto vaciada sobre un sillón y en la mesa de centro para el té se encuentra un puro, tal vez habano que aún esta encendido, olvidémoslo, es de un policía inepto para su trabajo, lo corren de la escena y un fotógrafo entra para registrar todo antes de que se contamine. Encontramos un arma, un revolver calibre 32 sin usar y una peluca pelirroja a su lado, dentro de esta, un frasco de diazepam.
  -Y luego?
  Nada más, concluimos que los narradores como yo no deberían cruzar las bandas amarillas que limitan la escena de un crimen.
-Idiota…