domingo, 28 de noviembre de 2010

Tronando hojas bajo sus pies...

El viento sopla con una delicada tranquilidad y las hojas, de un color anaranjado truenan bajo los pies a cada paso. Alfombras largas de otoño por las calles que invitan a la realeza, de cualquier tipo de clase social a recorrer paisajes de naturaleza muerta y de arboles desnudos con un tranquilo susurro de acompañante. El sol comienza a ocultarse, el cielo toma tonalidades de amarillas a rojizas en el horizonte y los niños, que juegan en las pilas de hojas recogidas en los parques no preocupan del tiempo, saben que, cuando la luz natural del día termina ellos regresan a su natural estado, como estatuas que adornan la ciudad. Los niños toman posición en las fuentes, varios en algunos monumentos y otros, los más listos se convierten en adultos para continuar con las andadas, tronando las hojas con los pies de una forma diferente, más sensual y acompañados por una persona que los cogen de la mano. El aire es más agitado por la noche, el tiempo parece alcanzar mayor velocidad aunque avance de la misma manera. Las luces artificiales comienzan a encenderse y los adultos que adornaban antes las calles, ahora van teniendo movilidad, como despertando. Por la mañana y por la noche los dueños se rolan su espacio, tronando hojas bajo sus pies.