martes, 3 de mayo de 2011

Solo una pintura...

Esperaba, de verdad esperaba que no te fueras, que no desaparecieras y continuaras el recorrido hacia un más allá o  hacia un tal vez como lo hacían las demás personas que ocupaban un tiempo relativamente corto en mi vida, frente a mí. Deseaba que te quedaras conmigo.
   No sé cuánto tiempo ha pasado desde que sentí lo mismo que ahora siento otra vez contigo, la belleza de tus ojos azules, la fría expresión de los delgados y rosados labios, la nariz mal trazada de tu lienzo original, la rica gama cromática con la que te fundes en el paisaje de un atardecer en algún lugar del extranjero, el busto ruborizado, casi descubierto y bien formado, el vestido blanco que juega a las sombras con los pliegues de la tela y ese cabello oscuro y castaño que cae quebrado sobre tus delicados hombros. Si existe la perfección, la estoy viendo, dentro de la galería de arte, enmarcada en un mundo tan extraño como el mío, pensativa y con la mirada contemplativa, sujeta y pérdida en la mía, como intentando adivinar mi pensamiento y, sin que lo sepas, yo también busco la manera de indagar en el tuyo, esperando, de verdad esperando que sientas lo mismo que yo.
  ¡No te vayas! Te lo diré… te lo diré… es bastante simple, es cuestión de tiempo para que lo sepas, solo hay un pensamiento en mi cabeza: “quédate conmigo…”, solo eso, no te vayas por favor, que no ves que soy solo una pintura…