martes, 2 de noviembre de 2010

Tenían que haber sido años...

Retornar de la ausencia siempre resuelve la mirada de algunos curiosos, no sabes que paso ni cuanto tiempo estuviste en aquel trance. Con la mochila al hombro mis pasos entraron por un enorme arco que conocía desde hacía ya mucho, el mismo queme vio partir, el mismo que me dijo adiós hace tiempo. Me alejé de un pueblo pequeño, por lo cual no hay manera de no saber que es lo que ocurre dentro de este. Recorría las calles en silencio, las miradas de personas del mercado, transeúntes que caminaban por la otra acera murmuraban y señalaban mi andar discretamente, sabían quien era, sabían que había regresado.

  Al llegar a mi antigua casa me sorprendió el polvo acumulado, los libros que había dejado sobre el escritorio seguían apilados en la misma orilla. Abrí una ventana para ventilar la habitación, eché un vistazo fuera, las calles no eran como las recordaba, la gente que volteaba a mi terraza miraba con desconcierto. Cinco años pensé, mi partida había durado por lo menos cinco años. Una piedra golpeome en la cabeza, intente sorprender a el desgraciado que se había atrevido, nada, otra piedra volvió a golpearme y resolví con mayor velocidad, miraba a quien había osado atirnarme en la cabeza, estaba parado, estático como una estatua. Yo rompí el silencio insultandolo, pero aquella figura inmóvil seguía ahí parada, sin nada que se escuchara a su alrededor, volví, pero con un tono más correcto a mencionarle algunas palabras, pregunté el motivo de su acto y esta vez el mutismo incomodo desapareció -un sólo día has pasado afuera, cómo te atreves a volver de esa forma- dijo, no sabía que reparar de su comentario, "un día" vino a mi mente, cómo era posible eso, no podía ser verdad, tenían que haber sido años dije para mi al momento que otra piedra me convirtió de nuevo en ausencia...