martes, 30 de noviembre de 2010

Mientras duermes...

Mientras duermes, notas que todo lo que ves es tan lúcido como la realidad. Palpas con tus manos las cosas cercanas y las que no, te quitas los zapatos de los pies para cerciorarte de lo húmedo y refrescante que es el pasto bajo estos. Caminas un poco y te das cuenta que el oleaje del mar llega hasta donde estas, arrastrándote, hundiendo tus pies sobre la arena. Andas un poco mas liberándote de la arena y en el primer paso tu zapato de color café, un tanto formal entra a un vestíbulo donde habrá una fiesta, ves gente conocida y en ese momento despiertas sobre un colchón inflable.
  El sudor frio recorre tu tenso cuello, volteas por todas partes intentando localizar un paisaje más conocido y no lo logras, sino hasta después de un rato que te lavas la cara y observas tu reflejo en un espejo sucio, recuerdas que probablemente te has quedado a dormir con una de tus amigas. Vuelves al colchón donde estabas antes y con una cobija vieja te cubres el rostro, tratando de no pensar más y dedicarte a descansar lo que queda de la noche, porque parece que aún lo es. Escuchas un ruido extraño, alguien se queja en la única habitación que tiene la puerta cerrada. Temeroso te vas incorporando despacio, como para no despertar a nadie, piensas que eres tonto porque por el tono del quejido no habría a nadie a quien despertar y te dices a ti mismo que sólo es algo de miedo. Decidido tomas delicadamente la manija de la puerta y la giras suavemente, echas una pequeña mirada y en la habitación encuentras algo que te deja pálido, tu cuerpo dormido sobre tu cama dentro de la habitación decorada como lo decidiste hace dos años en el departamento que compraste hace ya tiempo atrás, todo ha pasado mientras duermes.