viernes, 19 de noviembre de 2010

Por un segundo...

Por un segundo, déjame bajar del mundo, salir y mirar cuan bello es. Hablar desde fuera, mirarte a los ojos a través de un cristal imaginario y decirte adiós a la par de que me alejo poco a poco, cada vez más hasta desaparecer…
  Es difícil cuando uno despierta, volver a la realidad y cerrar fuertemente los parpados para intentarse dormir otra vez. La luz era escasa y pertenecía a lámparas de neón de anuncios que promocionaban un cine porno. Me dolía la cabeza, nunca me acostumbre a despertar, aún cuando era niño tenía problemas al sentir las manos de mis padres que intentaban levantarme para ir al colegio, creían que era un niño desobligado, rebelde, no entendían lo que me pasaba y tampoco quería que lo supiesen. El reloj marcaba las 5:30 de la mañana, tenía todavía media hora antes de salir a trabajar, estaba sucio por la noche anterior, pero la idea de bañarme sin agua caliente produjo un enorme disgusto, todavía no despejaba mi mente, seguía adormilado. No pude levantarme por completo, sólo llegue a sentarme y a acomodar mis pies a la orilla del colchón, sentía los parpados pesados y mi mirada estaba fija en un solo punto, no observaba nada. Un zumbido se apodera de mi cabeza, escucho como las manecillas del reloj avanzan, alguien llama por teléfono y la sensibilidad auditiva hace que todo aquel ruido me provoque vomitar, pero no me puedo levantar, lo lamento por la alfombra.
  Silencio, no me he dado cuenta de cuando fue que cerré los ojos, me había quedado dormido, mire el reloj, las manecillas no se movían, estaban detenidas en las 5:32, no entraba la luz del letrero de neón y el teléfono estaba en enmudecido. Volví a abrir los ojos, eran las 6:38, la luz era más insoportable y el teléfono parecía que nunca callaría, yo me encontraba tirado sin movimiento sobre el charco de vomito, quería volver a cerrar los ojos, por un segundo, dejarme bajar del mundo, salir y mirar cuan bello es. Hablar desde fuera, mirarme a los ojos a través de un cristal imaginario y decirme adiós a la par de que me alejo poco a poco, cada vez más hasta desaparecer…