martes, 7 de septiembre de 2010

Por qué sufrir cuando una pequeña siempre tiene la posibilidad de imaginar...

Por qué sufrir cuando una pequeña siempre tiene la posibilidad de imaginar y cambiar a una madre que desamparada la ha dejado a la deriva de la vida, por una que amorosa se preocupa por una educación correcta, a un padre que en vez de ser alcohólico y con arranques de violencia, lo transforma en un galante caballero respetado y respetuoso que ve por ellas y a un hermano que, de no haber fallecido la hubiere cuidado de todos los males a los cuales se hubiera enfrentado.

  Es difícil concebir como una pequeña niña vive felizmente engañada, jugando con su hermano y contando en el colegio como sus padres, después de cada desayuno siempre la llevan a la tienda de muñecas y le compran una diferente cada vez, no me imagino si de verdad alguien puede existir así, no es por la inocencia, sino que es por esa falta de conciencia que crea todo un mundo. Yo podría contarles lo que fue de ella, ya que tampoco poseo una conciencia, tan sólo tenía 6 años de edad cuando comenzó el verdadero problema, en el colegio sus compañeros la molestaban diciéndole las realidades que se esforzaba en disfrazar, pero hubo un día en especial que cansada de escucharlos decidió callar a uno atravesándole los labios con un lápiz de color rosa, a sorpresa suya los demás callaron, lo cual la hizo sentir muy bien, la horrorizada profesora encargada de aquel grupo cito de inmediato a los despreocupados padres para contar lo ocurrido, en la pequeña cabeza se veían sonrisas al regresar a casa, los padres discutían por entregar las culpas, pero el padre ya había tomado ventaja y en un sordo golpe, la mujer cayó al piso en un muy lindo tapete rojo. No se volvió a decir palabra de lo ocurrido en la casa, la niña decía que su madre había salido de viaje, que a su regreso la llenaría de cariños y regalos extraordinarios. La escuela no era la misma, se había convertido en su casa, los profesores entraban y salían de las 10 a las 2, su padre había tenido un gesto muy lindo y ella pensaba que era para que sus compañeros ya no le molestaran, estaba muy contenta. Paso una semana y su desahuciado padre decidió quitarse la vida oscilando del techo de su recamara, la niña fue la primera en encontrarlo, alegrada por haber encontrado aquel muñeco que se parecía a su padre, ya no volvería a sentirse sola ya que un juguete siempre puede estar con uno, o al menos así pensaba, parada frente al cuerpo, mirándolo fijamente y con un amor en las pupilas fijo una escena espantosa cuando la señora de la limpieza abrió la puerta y grabo aquella imagen con un estruendoso grito, no paso ni media hora y la policía ya estaba saqueando la casa, los médicos atendían a la señora y la niña no dejaba de sonreír.

  Era de esperar algo parecido, la muerte de los padres parecía anunciada, como fue que quedo impune el crimen del padre, la justicia actuó de manera extraña. La niña pasó a ser parte de un orfanato, en el cual pasó tiempo suficiente para que cuando tuviere ya 16 años y ser una completa señorita, había pasado por todo tipo de abusos, ahora ya no era inocente, pero aun no tenía conciencia, la vida seguía color de rosa, como un campamento de verano el tiempo que estuvo en el orfanato, todo comenzaba a ir mejor cada vez, quizá ahora podría regresar con su hermosa familia, marco sus pasos hasta su antigua casa y cuando quiso entrar la espantada dueña llamo a la policía, no hubo tiempo de explicaciones y ahora estaba en un lujoso hotel con cuarto propio, el baño a lado de la cama y desayuno todos los días en un gran comedor. No pasaron ni dos semanas cuando su rostro de muñeca fue envidiado por sus compañeras y en una noche de invierno una reunión en su cuarto tuvo lugar, ella estaba contenta por sus invitadas y no sintió dolor cuando una hoja afilada atravesó su carne por todo su abdomen, era feliz aun cuando sus ojos se cerraban, quizá era la hora de dormir, una niña buena tiene que dormirse temprano pensó.

  Vaya final, es un tanto nauseabunda y patética su historia, pero que decir, como su hermano yo le envidio que tuvo una más larga para poderla contar…