domingo, 12 de diciembre de 2010

La alfombra...

La alfombra se siente bien bajo los pies desnudos, es una lástima que vaya a vaciar mi copa de vino sobre ella, volviéndola inútil, pegajosa. Al par de unas horas los dueños del lugar, molestos y con la cara enrojecía me pidieron que saliera amablemente. La tranquilidad en mi rostro parecía molestarlos aún más, estaban furiosos, pero tal vez porque nos encontrábamos a la vista de todos y que ellos no quererían llamar la atención de esa forma, fue lo que imposibilito que las ganas fieras de arrojarme a la calle como a un perro se dieran por frustradas, aunque quizá si merecía aquello. Al rato, dos sujetos de aspecto o pinta de gorila me encaminaban a la salida sujetándome cada uno de un brazo, respectivamente derecho e izquierdo y, sin problema alguno, parecía que era yo quien los guiaba. Momento! Dije en un instante y tras un ligero y sutil movimiento me libere de ellos, mis pies apenas si rozaban la alfombra en dirección opuesta, hacia donde se encontraban los dueños de aquel lugar, disculpen señores he olvidado mi copa. Sus encolerizados ojos se hundían en mi espalda como puñales, miraban atentamente mi lejanía a cada paso, los gorilas de antes observaban estupefactos y se unieron en mi andar a la salida al pasar delante de ellos, pero ahora sólo de cerca, como mis sombras. Permítanme caballeros, abrí la boca y los hombres a mis espaldas se detuvieron, dejaron darme la vuelta en el marco de la puerta principal y sin más, alcé mi copa aún con vino en señal de brindis y la vertí toda sobre mis pies desnudos.
  Ya en la calle, el cielo cubría mi fascinación con una brisa que acabo por empaparme en tan sólo cinco minutos, pensaba mientras las luces artificiales encendían una a una. Qué diferencia hay entre ser el jefe que se pasea sin ninguna preocupación y haciendo lo que le plazca y un alcohólico y vagabundo sin calzado que entra por casualidad en un lugar como este. Me seguí cuestionando por un largo rato hasta que decidí entrar de nuevo, tenía sed y quería un poco más de vino, lastima por la alfombra.