Es como sentir que el agua se te escurre de entre las manos cuando estas en la parte trasera de un auto tratando de mantener con vida al compañero, al amigo y al amante que siempre tuviste a tu lado. Minutos antes te encontrabas desayunando tranquilamente con una taza de café, la gente pasaba a tu espalda sin reparar en tu presencia, el mesero que intentando ser amable llega con su sonrisa fingida a preguntar si algo más se te ofrece, tú esperas y sabes que nunca te ha gustado esperar, miras la hora en aquel reloj blanco que te regalaron tus suegros en uno de tus mucho cumpleaños, las 10:32 y sonrojas por ser tan impaciente, sólo han pasado dos minutos de la hora acordada, bebes un poco de café.
10:35 ahora si impacientas un poco, miras tu celular para ver si no tienes una llamada perdida o un mensaje que justifique la impuntualidad de aquella persona a quien quieres. El mesero se acerca de nuevo, tú le ganas la palabra y mencionas que cuando necesite algo se lo pedirás, es molesto y más con esa sonrisa de oreja a oreja que denota estupidez, volteas hacía todas partes intentando vislumbrar alguna silueta conocida por las calles transitadas, llenas de desconocidos. Un hombre, que te parece familiar te hace levantar del asiento y notas por un momento que el mesero hace un movimiento para acercarse, no te importa, el corazón te late con fuerza al encontrar aquella figura que viene hacía ti. Nada. No es la persona que esperabas y al devolver tu cuerpo al asiento observas de nuevo al mesero, se está alejando, va en dirección de otra mesa, quizá ha notado tu cara desesperada y, en un instinto de sobrevivencia ha modificado su curso. El reloj marca las 10:38, estas a punto de llamarle, pero suena tu celular y tu mal humor se desvanece, buscas impaciente en la enorme bolsa que está colgada en el respaldo de tu silla y entre ropa, zapatos y de más artículos femeninos logras asir la vibración y contestas sin percatarte de quien es la persona que llama, amor? preguntas, pero al otro lado del teléfono una voz conocida de mujer responde con un divertido "no", pides disculpas y le explicas que estas esperándolo, que llevas nueve minutos aguardando y enseguida escuchas una risa, preguntas a que se debe esa reacción, no te parece divertido permanecer a la expectativa y mucho menos tomar el desayuno sola y cuelgas. Estas más molesta y ya son las 10:41.
Después de tres recibes un mensaje que: "No te molestes amiga, reí porque ha sido muy poco tiempo, se que nunca te ha gustado esperar, pero no a tal grado, además, sabes cómo son los hombres, siempre ocupado haciendo nada, no te molestes vale, te quiero mucho amiga, besos..." Piensas que a lo mejor estas exagerando y que necesitas un vaso de agua, llamas al mesero, pero este, en la desconfianza que le has creado hace que tarde un poco en decidir si ir o no. Respiras, no quieres volver a molestarte pero es inevitable, ya que al revisar tu reloj notas que son las 10:47, han pasado más de quince minutos y con un desconsiderado grito le ordenas al mesero que venga, pides tu vaso de agua y te decides por llamarle a su celular.
Tu mirada se pierde, el celular cae de tu mano y parpadeas lentamente. Te preguntas por qué has sido tan impaciente, aún no reaccionas y a tu compañero se le va la vida en la parte trasera de un auto. Despiertas de aquel trance y sin importarte la cuenta del café golpeas al mesero que viene con el vaso de agua.
Ya fuera del restaurante pides un taxi desesperadamente, mencionas que no tienes tiempo al conductor y das la dirección sin más. Llegas a casa y notas que todo está hecho un desorden, agitada, gritas su nombre, no tienes respuesta, quizá has llegado muy tarde y sales a la calle a pedir ayuda. Te das cuenta del auto, corres hacia allí, lo encuentras, se está desangrando por una herida en el estomago, pides auxilio y tus vecinos se acercan preocupados, contemplan la escena pero no saben cómo socorrerte, rápidamente le dices a uno que conduzca hasta el hospital mientras tu pretendes atender la herida. Es como sentir que el agua se te escurre de entre las manos cuando estas en la parte trasera de un auto tratando de mantener con vida al compañero, al amigo y al amante que siempre tuviste a tu lado.
Llamas al hospital tratando de no perder el tiempo y al llegar sólo observas como se lo llevan sobre una camilla, corres tras él y una enfermera detiene tu paso, exiges entrar, gritas desesperada y rompes en llanto. No hay nada más que hacer, observas el reloj y ya no importa, ahora sólo te queda esperar.
No habrá más remedio que usar la imaginación para recrear las sombras a partir de unos cuantos ases de luz...

martes, 9 de noviembre de 2010
lunes, 8 de noviembre de 2010
Era de noche, habíamos bebido un poco de más...
Era de noche, habíamos bebido un poco de más. Después de una fiesta mediocre creímos que sería mejor descansar, así que al llegar a la casa nos deshicimos de los incómodos zapatos de vestir y entramos a la cama sin quitarnos la ropa. Comenzamos a hablar, ella decía que yo apestaba a aristócrata y yo reía sin mas. Nunca he entendido muy bien su sentido del humor, pero me agradaba que me hiciera reír. Yo intente seguir su juego y comente que tenía razón, que sería lo mejor si me metiera a bañar y me restregara el jabón hecho de rosas y vainilla que ella usaba. El silencio se apodero de la habitación, su rostro denotaba una molestia por mi comentario, quizá debía disculparme, pero una carcajada se apodero de la muda escena. Era hermosa, yo la contemplaba sin que ella lo notara, siempre me preguntaba que qué era lo que veía, nada decía yo. Ella se acerco casi hasta estrellarse contra mi, beso mis serios labios y se acomodo en su lado de la cama, estaba cansada y se disponía a dormir.
Esperando para que se durmiera yo reparaba todo lo ocurrido en la fiesta, el insulto a mi jefe, la cachetada a mi supervisor y todo el discurso sobre la degeneración de valores que representaban todos los presentes. Una sonrisa modifico mi rostro, había hecho lo que yo no me atrevía y que anhelaba hacer, obviamente no volvería a trabajar en aquel lugar y eso me divertía aún más.
Ya dormía aquel sueño a mi lado, sus asperos ronquidos la delataban, siempre me pareció tierna al permanecer inmóvil, como quien descansa con una tranquila consciencia, la tape hasta el cuello con la cobija y me levante para tomar un baño. Abrí la puerta de forma que esperaba que no despertara, pero en el momento de, abrió los ojos y dijo que me amaba, respondí que volviera a soñar y cerré la puerta.
El sonido del agua retumbaba en mi cabeza, me preguntaba si había sido correcta mi respuesta; "que volviera a soñar", tonto, porque había dicho algo así, debí haber respondido que yo igual la amaba, de verdad lo hacía y eso me hacía sonreír de nuevo. De pronto vi su jabón, por un momento pensé que sería una tontería si lo usaba, pero después resolví que quizá ni siquiera lo iba a notar. Un nuevo pensamiento surgió en mi mente, ella era la parte que a mi me faltaba y era mucho mejor en todo, entonces por qué amaba o decía amar a alguien como yo, no quería ser un obstáculo en su camino, tenía mucho potencial y yo la limitaba.
Al salir del largo baño me acurruque a su lado, ella de inmediato volteo y sus palabras se clavaron en mi "sé lo que haces y lo que no también" dijo, mi semblante palideció, aquella mujer me conocía incluso mejor que yo a mi mismo, sabía de mis pensamientos y a continuación dijo: "has usado mi jabón". De nuevo, aquella sonrisa volvía a mi, ella me devolvió el gesto y se acomodo para volver a dormir. Yo estaba en la misma posición cuando salio de mi boca un "te amo..."
Esperando para que se durmiera yo reparaba todo lo ocurrido en la fiesta, el insulto a mi jefe, la cachetada a mi supervisor y todo el discurso sobre la degeneración de valores que representaban todos los presentes. Una sonrisa modifico mi rostro, había hecho lo que yo no me atrevía y que anhelaba hacer, obviamente no volvería a trabajar en aquel lugar y eso me divertía aún más.
Ya dormía aquel sueño a mi lado, sus asperos ronquidos la delataban, siempre me pareció tierna al permanecer inmóvil, como quien descansa con una tranquila consciencia, la tape hasta el cuello con la cobija y me levante para tomar un baño. Abrí la puerta de forma que esperaba que no despertara, pero en el momento de, abrió los ojos y dijo que me amaba, respondí que volviera a soñar y cerré la puerta.
El sonido del agua retumbaba en mi cabeza, me preguntaba si había sido correcta mi respuesta; "que volviera a soñar", tonto, porque había dicho algo así, debí haber respondido que yo igual la amaba, de verdad lo hacía y eso me hacía sonreír de nuevo. De pronto vi su jabón, por un momento pensé que sería una tontería si lo usaba, pero después resolví que quizá ni siquiera lo iba a notar. Un nuevo pensamiento surgió en mi mente, ella era la parte que a mi me faltaba y era mucho mejor en todo, entonces por qué amaba o decía amar a alguien como yo, no quería ser un obstáculo en su camino, tenía mucho potencial y yo la limitaba.
Al salir del largo baño me acurruque a su lado, ella de inmediato volteo y sus palabras se clavaron en mi "sé lo que haces y lo que no también" dijo, mi semblante palideció, aquella mujer me conocía incluso mejor que yo a mi mismo, sabía de mis pensamientos y a continuación dijo: "has usado mi jabón". De nuevo, aquella sonrisa volvía a mi, ella me devolvió el gesto y se acomodo para volver a dormir. Yo estaba en la misma posición cuando salio de mi boca un "te amo..."
domingo, 7 de noviembre de 2010
No tenemos tiempo...
No tenemos tiempo para el amor cuando llego cansada del trabajo, me meto entre las cobijas de la cama y me duermo sin siquiera cruzar palabra de buenas noches. Tampoco lo tenemos cuando, al despertar tus prisas por llegar a temprano a la oficina te desconectan de la cama donde yo sigo acostada, abres la puerta en silencio y la cierras de la misma forma tras de ti. El reloj despertador suena minutos después de tu partida, con la mano a tientas lo busco para apagarlo, levanto la mitad de mi cuerpo y por un instante noto que ya no estas aquí, comienzo a sentir un hueco entre el pecho y la garganta. Voy directamente al baño.
Saliendo ya de casa, busco entre mis contactos del celular el numero de una amiga, veo como pasa tu nombre y se va desprendiendo hacia la parte de arriba hasta desaparecer. Más tarde una llamada interrumpe mi trabajo, abandono la computadora un momento y noto que eres tú quien llama, vacilo en contestar, pero al notar que hay dos mensajes sin revisar me decido por recibir la llamada, va pasando el supervisor y me observa con una mirada inquisitoria que he dejado de laborar. Hola? qué pasó?, estoy en el trabajo digo, él responde de inmediato que si no había visto un fólder azul sobre la mesa antes de que saliera de la casa, yo le respondo que no, sólo se escucha un "rayos" al fondo y cuelga su llamada con un gracias. Vuelvo al trabajo sin antes pasar un regaño de mi jefe.
Cae la noche y aún no tenemos tiempo para el amor, tú ya estas acostado cuando entro a la habitación, tienes un libro de Kant en las manos, pero no reparo en que cada noche es uno diferente. Me coloco a tu lado, retiras los ojos del libro para voltear y dirigirme una mirada fugaz, apagas la luz de tu costado libre y te acomodas para iniciar el sueño. Creo que ya es tiempo para el amor, me acerco a ti con el afán de abrazarte pero tu cabello huele a sexo de mujer que no es del mio. No tenemos tiempo para el amor y comienzo a creer que no lo tendremos.
Pasan los días, semanas incluso y sigues oliendo diferente cada noche. Un día te decides a dirigirme unas palabras de fingido afecto "te quiero", yo sé de tus infidelidades respondo seria. Un silencio intermedio y escucho de su boca " y es por eso que te quiero", el corazón se me enternece y te abrazo. Creo que ya es tiempo para el amor.
Saliendo ya de casa, busco entre mis contactos del celular el numero de una amiga, veo como pasa tu nombre y se va desprendiendo hacia la parte de arriba hasta desaparecer. Más tarde una llamada interrumpe mi trabajo, abandono la computadora un momento y noto que eres tú quien llama, vacilo en contestar, pero al notar que hay dos mensajes sin revisar me decido por recibir la llamada, va pasando el supervisor y me observa con una mirada inquisitoria que he dejado de laborar. Hola? qué pasó?, estoy en el trabajo digo, él responde de inmediato que si no había visto un fólder azul sobre la mesa antes de que saliera de la casa, yo le respondo que no, sólo se escucha un "rayos" al fondo y cuelga su llamada con un gracias. Vuelvo al trabajo sin antes pasar un regaño de mi jefe.
Cae la noche y aún no tenemos tiempo para el amor, tú ya estas acostado cuando entro a la habitación, tienes un libro de Kant en las manos, pero no reparo en que cada noche es uno diferente. Me coloco a tu lado, retiras los ojos del libro para voltear y dirigirme una mirada fugaz, apagas la luz de tu costado libre y te acomodas para iniciar el sueño. Creo que ya es tiempo para el amor, me acerco a ti con el afán de abrazarte pero tu cabello huele a sexo de mujer que no es del mio. No tenemos tiempo para el amor y comienzo a creer que no lo tendremos.
Pasan los días, semanas incluso y sigues oliendo diferente cada noche. Un día te decides a dirigirme unas palabras de fingido afecto "te quiero", yo sé de tus infidelidades respondo seria. Un silencio intermedio y escucho de su boca " y es por eso que te quiero", el corazón se me enternece y te abrazo. Creo que ya es tiempo para el amor.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Tenían un sabor dulce....
Hoy aprisionaste mis labios entre los tuyos, tenían un sabor dulce, luego no y después aún más dulces.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Da igual, no mencionaré nada de aquello...
Porque no pienso dedicarle a ella estas lineas, no hablare de ella y no mencionare nada de su dulce carácter, su virginal locura y toda aquella sensualidad albergada en su piel clara. Por qué prestar atención a sus delicadas facciones, sus diáfanos ojos, sus suaves mejillas rosadas, su curiosa nariz y sus deliciosos labios. Por qué dedicar todo un discurso y perder mis palabras en aquella silueta que va desde su gozoso cuello, pasando por sus gustosos senos y su placentero sexo que esta entre la deleitosa cintura y sus gratas piernas que terminan en la punta de sus hermosos dedos. Por qué hacer referencia a su excitante pensamiento y a sus movimientos delicadamente tranquilos (o era su pensamiento delicadamente tranquilo y sus movimientos excitantes?), da igual, no mencionaré nada de aquello.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Sé que lo lamentas, yo no, pero tú sí...
Sé que lo lamentas, yo no, pero tú sí. Es de noche y bajo un claro de luna escuchamos una sonata para piano de Chopin, el vino es rojo y yo observo como es que se desliza por esos labios aún más rojos, sensuales al gusto. Tú me dices que esta vez habrá que cambiar la rutina, yo expongo que a mi me gusta la rutina, tú no sabes que yo estoy harto de la rutina y que esas palabras hacen danzar mi corazón. La música continua y entre nosotros existe un silencio que armoniza toda la bella escena, vino, luz de luna, Chopin y esos labios sensualmente rojos...
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Hablaba de vidas pasadas y de deudas...
Hoy el sonido molesto del teléfono me despertó, la noticia no podía esperar ni un minuto más, me habían despedido del trabajo a las 5:45 de la mañana. El sol comenzaba a mostrar un poco de claridad en las calles, mi ventana estaba abierta y un viento frio se colaba en toda la habitación. Me puse un abrigo sobre la pijama azul marino que llevaba puesta, no cerré la ventana.
Pasaron unas cuantas horas, las ganas de pasar a la oficina para firmar y recoger mi renuncia del último cheque eran nulas. Ya estaba vestido y con ahora todo el tiempo libre decidí empezar una rutina nueva y como primer actividad, un paseo por el parque. El aire era bastante limpio en esa zona, personas al igual que yo (sin nada que hacer), se encontraban sentadas en las bancas, dormidas en el pasto bajo un árbol y unos cuantos más vendiendo mercancías y servicios de todo tipo. Una mujer, de apariencia enigmática me llamo por mi nombre, eso había despertado mi curiosidad así que decidí acercarme. Ella comenzó un discurso que no entendí al principio, hablaba de vidas pasadas y de deudas que yo no conocía (o al menos no tenía las más remota idea de ellas), menciono la palabra “karma” la cual me era indiferente, ya la había escuchado antes, pero me tenia sin cuidado. Yo la miraba atentamente y sin querer solté mi pensamiento, dije que eso eran puras tontería, ella miraba fijamente mis ojos lo cual me puso algo nervioso y antes de que soltara algo más di la media vuelta para marcharme. Escuche de nuevo su voz, una alusión a mi pérdida de trabajo se escucho con un tono claro, cómo lo sabía?, quién era aquella mujer? Mi morbo era mucho mayor que la curiosidad que sentía, me senté frente a la mujer de extraño aspecto y ella sonrió a la par de soltar un mazo de cartas de tarot, su semblante palideció al echar la última carta, se llevo las manos a la boca y después dijo que no iba a perder solamente el trabajo, que lo iba a perder todo, yo arroje una sonora carcajada y ella seguía pálida, le mencione que era una estupidez y me levante para seguir con mi paseo. Unos pasos más adelante iba reflexionando acerca de lo ocurrido unos instantes antes cuando un hombre de aspecto andrógino se emparejo en mi caminar, intentaba venderme algo a lo cual, con mi mirada en el horizonte negaba (gran error), al escuchar mi rechazo a su oferta aquel hombre-mujer saco una navaja que coloco en mis costillas, voltee para ver su rostro y el sólo dijo que si no quería que pasara nada, que le diera todo lo de valor que poseía y así fue, no tenía otra salida.
Maldiciendo, irritado y con algo de estrés decidí regresar mis pasos hacia mi apartamento, volví a pasar por donde estaba aquella que me predijo una pérdida total, ya no se encontraba ahí. Al llegar, note que mi puerta estaba abierta, mi corazón se aceleraba, se escuchaban ruidos aun dentro, vacile en entrar por un momento, pero no iba a dejar que me robaran y ocurrió otro grave error, al abrir la puerta dos hombres saqueaban cuanto podían y al verme se alarmaron bastante, parecía su primer robo, uno de ellos saco un arma y disparo, pero no acertó y tuve tiempo de entrar en mi habitación. Agazapado a un lado de la cama busque la pistola que mi padre me había dado cuando decidí salirme de la casa, ahí estaba, cargada y dispuesta a disparar. Asome la cabeza para ver la situación, otro disparo sonó y así un intercambio de balas se daba lugar, ninguno de los dos era bueno con el arma, todo el lugar se estaba destrozando y cuando se acabaron mis municiones corrí hacia la ventana que aún estaba abierta para pedir ayuda, una sensación aguda comprimió mi estomago junto con un color rojo que pintaba mi camisa y mi cuerpo se precipitaba contra la orilla de la ventana.
Silencio, acostado bocarriba con los ojos abiertos me daba cuenta de que no podía moverme, no podía hablar y no podía nada mas que pensar, la mujer!, el “karma” resolví, porque pagaba por algo que desconocía, había llevado una vida honesta, incluso ejemplar, no dañaba a nadie, por qué el “karma” me cobraba algo que desconocía…
Pasaron unas cuantas horas, las ganas de pasar a la oficina para firmar y recoger mi renuncia del último cheque eran nulas. Ya estaba vestido y con ahora todo el tiempo libre decidí empezar una rutina nueva y como primer actividad, un paseo por el parque. El aire era bastante limpio en esa zona, personas al igual que yo (sin nada que hacer), se encontraban sentadas en las bancas, dormidas en el pasto bajo un árbol y unos cuantos más vendiendo mercancías y servicios de todo tipo. Una mujer, de apariencia enigmática me llamo por mi nombre, eso había despertado mi curiosidad así que decidí acercarme. Ella comenzó un discurso que no entendí al principio, hablaba de vidas pasadas y de deudas que yo no conocía (o al menos no tenía las más remota idea de ellas), menciono la palabra “karma” la cual me era indiferente, ya la había escuchado antes, pero me tenia sin cuidado. Yo la miraba atentamente y sin querer solté mi pensamiento, dije que eso eran puras tontería, ella miraba fijamente mis ojos lo cual me puso algo nervioso y antes de que soltara algo más di la media vuelta para marcharme. Escuche de nuevo su voz, una alusión a mi pérdida de trabajo se escucho con un tono claro, cómo lo sabía?, quién era aquella mujer? Mi morbo era mucho mayor que la curiosidad que sentía, me senté frente a la mujer de extraño aspecto y ella sonrió a la par de soltar un mazo de cartas de tarot, su semblante palideció al echar la última carta, se llevo las manos a la boca y después dijo que no iba a perder solamente el trabajo, que lo iba a perder todo, yo arroje una sonora carcajada y ella seguía pálida, le mencione que era una estupidez y me levante para seguir con mi paseo. Unos pasos más adelante iba reflexionando acerca de lo ocurrido unos instantes antes cuando un hombre de aspecto andrógino se emparejo en mi caminar, intentaba venderme algo a lo cual, con mi mirada en el horizonte negaba (gran error), al escuchar mi rechazo a su oferta aquel hombre-mujer saco una navaja que coloco en mis costillas, voltee para ver su rostro y el sólo dijo que si no quería que pasara nada, que le diera todo lo de valor que poseía y así fue, no tenía otra salida.
Maldiciendo, irritado y con algo de estrés decidí regresar mis pasos hacia mi apartamento, volví a pasar por donde estaba aquella que me predijo una pérdida total, ya no se encontraba ahí. Al llegar, note que mi puerta estaba abierta, mi corazón se aceleraba, se escuchaban ruidos aun dentro, vacile en entrar por un momento, pero no iba a dejar que me robaran y ocurrió otro grave error, al abrir la puerta dos hombres saqueaban cuanto podían y al verme se alarmaron bastante, parecía su primer robo, uno de ellos saco un arma y disparo, pero no acertó y tuve tiempo de entrar en mi habitación. Agazapado a un lado de la cama busque la pistola que mi padre me había dado cuando decidí salirme de la casa, ahí estaba, cargada y dispuesta a disparar. Asome la cabeza para ver la situación, otro disparo sonó y así un intercambio de balas se daba lugar, ninguno de los dos era bueno con el arma, todo el lugar se estaba destrozando y cuando se acabaron mis municiones corrí hacia la ventana que aún estaba abierta para pedir ayuda, una sensación aguda comprimió mi estomago junto con un color rojo que pintaba mi camisa y mi cuerpo se precipitaba contra la orilla de la ventana.
Silencio, acostado bocarriba con los ojos abiertos me daba cuenta de que no podía moverme, no podía hablar y no podía nada mas que pensar, la mujer!, el “karma” resolví, porque pagaba por algo que desconocía, había llevado una vida honesta, incluso ejemplar, no dañaba a nadie, por qué el “karma” me cobraba algo que desconocía…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)