lunes, 22 de noviembre de 2010

Recuerdos de ti...

Personajes:
-Hombre
-Mujer

Primer Día…
Era de noche, los huéspedes descansaban. En el escenario se encontraban varias camas individuales de cabecera grande en forma de un semicírculo separadas por un montón de tierra cada una, al frente dos de ellas resaltan entre todas. En la primera cama está sentado un hombre con ropa formal, elegante. En la segunda una figura femenina con ropas de vestir, de igual forma elegante, recostada. A media luz, con tonos amarillos enfocan a las dos figuras, hay silencio.
-Hombre: Mujer, despierta mujer. Tengo algo que decirte.
-Mujer: (Con tono de fastidio y aún recostada) Qué pasa hombre? Ya duérmete.
-Hombre: (Asustado)  Mujer! No puedo ver nada, he quedado ciego.
-Mujer: (Se sienta en la cama y lo mira) Ya abriste los ojos querido?
-Hombre: Por quién me tomas mujer, la obscuridad que me invade sólo puede anunciar una cosa… sabes qué es?
-Mujer: No y no quiero saber, ya duérmete (Se recuesta de nuevo).
-Hombre: (Seguro de sí mismo grita) La muerte! Si, la muerte ya viene cariño y viene por mí. Y si me lleva, te vienes conmigo.
-Mujer: (Se incorpora rápidamente en la cama y le avienta una almohada) Ay viejo, deja de decir tonterías, ya duérmete (Se recuesta de nuevo).
-Hombre: Por qué me has aventado tu almohada? (La mujer finge estar dormida y comienza a roncar). Mujer, ya te has dormido? (Ronca más fuerte). Mujer? (Ronca aún mas fuerte). Parece que hablo con un puerco de veras (La mujer se incorpora velozmente y le lanza uno de sus zapatos y se vuelve a acostar). Bueno, pues ahora te quedas sin almohada, y sin zapato (La mujer voltea a verlo).
(Oscuro).

Segundo Día…
(En el mismo escenario).
-Hombre: (Recostado) Querida, tengo frio.
-Mujer: (Recostada de igual forma) Y?
-Hombre: Tú no tienes frio?
-Mujer: No.
-Hombre: Y si te pasas conmigo?
-Mujer: (Ríe y con sarcasmo) A tu edad cariño, ni el sol te calienta.
-Hombre: Pero si te pasas de este lado, tendrías una almohada sobre la cual recargarte.
-Mujer: (Se sienta en la orilla de la cama y se rasca la barbilla como pensando) Bueno, está bien (Va y se para a lado de la cama de su querido).
-Hombre: (Hace espacio para que se acueste y extrañado) Y bien? No piensa entrar?
-Mujer: Si, sólo espero que te quites de la cama.
-Hombre: Pero te dije conmigo.
-Mujer: Si querido, pero tú en el suelo y yo en la cama (Lo tira de donde esta recostado y ella toma posesión de la cama).
-Hombre: (Incorporándose) Ay condenada hija de tu…
-Mujer: (Con tono de reto) De qué querido?
-Hombre: De tu virginal madre cariño.
-Mujer: Virginal?
-Hombre: Si, no pudiste nacer más que engendrada por algún demonio (Ríe, se sienta frente a la cama y la mujer lo golpea con la almohada). Sabes cariño, estaba pensando en lo que paso ayer, de verdad sentí a la muerte cerca (La mira y hacia el publico con tono de complicidad) y no lo digo porque ella esté a mi lado. También tuve un sueño muy extraño, me echaban tierra en la cara, quizá fue un mensaje del futuro.
-Mujer: O un recuerdo del pasado. Ya te olvidaste que todos en la escuela siempre te lanzaban tierra precisamente a la cara, porque a todos les caías mal (Ríe y el hombre la voltea a ver).
(Oscuro).

Tercer Día…
(Cada uno esta acostado sobre su cama).
-Hombre: Creo que ya encontré la clave para entender estas señales que me mandan.
-Mujer: Si cariño, y cuáles son?
-Hombre: Son aliens que toman posesión de mi pensamiento y cuando duermo me raptan. Todas las imágenes que recuerdo, la tierra sobre la cara, mi incapacidad de ver y esa sensación de que la muerte está cerca es por ellos, nos vigilan! (Se sienta y se lleva las manos a la cabeza aterrorizado).
-Mujer: (Levantándose de la cama y sentándose a su lado lo abraza) Querido… otra vez has olvidado que ya estamos muertos, el motivo de que no puedas ver es porque no hay luz aquí abajo, claro y porque los gusanos ya se comieron uno de tus ojos, lo de la tierra en la cara sólo es un recuerdo, yo igual lo tengo y que la muerte está cerca, pues sí, pero ya paso, estamos delante de ella.
-Hombre: (Incorporándose y mirándola fijamente) De verdad?
-Mujer: Si cariño (Lo besa en la mejilla).
(Se abrazan y se recuestan en la cama).
(Oscuro).
Fin.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Cómo te explico, que ayer soñé contigo y después, ya no...

No sé si fue un sueño lucido o una alucinación causada por el cansancio. Estaba recostada en la cama viendo el techo cuando volví en mí, las luces del día comenzaban a ceder espacio a una muy tranquila noche.  El recuerdo era claro, el escenario había sido muy simple, una banca de concreto delante de un árbol de hojas blancas era todo. Yo me encontraba mirando el cielo, como si estuviere despertando. Entreabriendo los ojos el reflejo de la luz colaba tonos amarillos en mi ver, era muy tranquilizante y cuando abrí bien los ojos uno de mis amigos se acercaba a donde me encontraba, tenía un libro en la mano y me lo tendió en las mías. La portada tenía un color entre naranja y café, cuadriculada, el titulo no lo pude ver. Llegabas tú, yo te decía cariño, y el amigo que me había dado el libro parecía extrañado y me sostenía fuertemente del brazo,  preguntaba “qué?”, como si pidiera una explicación de mis palabras hacia ti. Logre soltarme y sin titubear respondí que si, voltee a hacia dónde estabas y te dije cariño de nuevo. Te abrazaba, pero sabía que no era realidad. Te seguía mirando con un aire vago de tristeza en aquella fantasía, te tomaba del rostro y mencionaba más para mí que para  ti: “si supieras que te amo…”. La realidad volvía, aquel techo de color amarillo me llenaba de nostalgia, estaba en mi habitación, cerré fuertemente los ojos como intentando regresar al sueño, por un momento creí que podría, te seguía sosteniendo del rostro, pero te veía borroso, necesitaba besarte y cuando mis labios apenas rozaron con los tuyos la realidad me inundo por completo, tenía el cuerpo tenso, había despertado.
  Cómo te explico, que ayer soñé contigo y después, ya no...

sábado, 20 de noviembre de 2010

Yo era el diablo...

Cariño, has llegado, cómo te ha ido? Pregunto mi esposa el verme entrar por la puerta, mi aspecto denotaba cansancio y, con una sonrisa respondí que bien. Mi voz salió con un tono de impotencia que ella noto enseguida, que pasa? Dijo enseguida, yo reí un poco y solté que no podía ocultarle nada, era verdad, parecía conocerme incluso mejor que yo, había tenido uno de esos días en donde me sentía miserable, le conté que a veces sentía que mataba más gente de la que salvaba. Mi trabajo consistía en la investigación de armamento militar, yo era el que diseñaba y armaba bombas la mayor parte del tiempo y uno que otro día me tocaba ir con un grupo especial a desarmarlas. Había silencio y su mirada enternecida me observaba con detenimiento, no dijo nada, sólo se levanto y me abrazo por un largo rato.
  Era un nuevo día, hacia mucho desde la última crisis que había tenido y ayer por la noche, el dormir sintiendo el abrazo de mi mujer cobijando todas mis penas había disminuido mi intranquila consciencia. De camino, al laboratorio siempre venia a mí el pensamiento de abandonar mi profesión, pero no podía, era para lo único que tenía talento, con lo único que me sentía importante y para lo único que, agrandándome ganaba dinero para el sostén de familia. Llegando a la oficina de mis superiores, un guardia de enorme musculatura me saludo cortésmente, era un hombre muy noble, quizá lo demasiado para no saber lo que sucedía dentro de los laboratorios que resguardaba, la muerte y sobre todo la ambición. Ya era tarde y la noche comenzaba a ganar terreno en el cielo, yo no había hecho mucho avance hoy, pero había días en los que no hacía nada, no se darían cuenta. El golpe de la puerta del laboratorio irrumpió mi pensamiento junto con un hombre que poseía un sobre en la mano derecha, la urgencia y la demanda de la construcción de una bomba con las características especificas de aquel sobre, con el titulo de secreto los planos de aquel proyecto que se titulaba “La bestia” implicaba la construcción de un arma capaz de aniquilar a una nación del tamaño de nuestra patria. Asustado y con los nervios regresándome al camino de una inminente de crisis vi como otros de mis compañeros y unos cuantos colegas más entraban en el laboratorio.
  Esa semana no regrese a casa, nos habían dado permiso de hablar con quien nos esperaba y mi llamada no alerto a mi esposa, nos habían dado órdenes de comentar que iríamos a un congreso fuera del país para una capacitación, no me gustaba mentirle, pero no quise que supiera la verdad, por lo menos esta vez. Aun recuerdo cuanto tiempo pasamos construyendo aquel artefacto que sólo traería muerte. Recién que llegue a mi casa, mi esposa me atendió, ella ya sabía desde el momento de la llamada que algo andaba mal, pero cada vez que me preguntaba qué era lo que pasaba yo evadía la pregunta, diciendo que había tenido otra de mis crisis.
  Comenzaba a recuperar la calma, cuando un anuncio en la televisión relataba que, una bomba de desconocía apariencia había sido encontrada en el centro de esta ciudad, un sobre con la explicación de que la bomba llamada “La bestia” había sido creada en laboratorios desconocidos por científicos a los que se les denominaba como “Los diablos”, un arma nunca antes vista y que podría ser letal para incluso toda la humanidad. El teléfono sonó enseguida, un llamado de aquel grupo antibombas requería mi conocimiento para desarmar el endemoniado artefacto. Yo temía que fuera la misma máquina en la que había sido participe y mis dudas se disolvieron cuando efectivamente la vi, era la misma. El primer pensamiento que se me vino a la mente era el de que todo lo que hiciera sería inútil, para eso la habíamos creado, para no poder dar vuelta atrás. Mi esposa, que tenia la preocupación de mi estado acudió a un lugar desde el que podía verme. Yo, en mi afán de reparar el daño causado y aún más, el que podía causar comencé a trabajar en el desmantelamiento de “La bestia”, sólo pude quitar la primera cubierta, pero cuando empecé a trabajar con la segunda, un temporizador se activo, constaba en cinco líneas y tres de ellas ya estaban encendidas, sólo quedaban dos para que la explosión se diera lugar, el pánico me invadía y mi esposa se dio cuenta desde lejos, cerré los ojos por un momento y para otro sentía como los brazos de mi mujer me rodeaban, sabía lo que iba a pasar, sabía que yo era cómplice en todo eso y aún así había venido a abrazarme. Le dije que lo sentía y ella me abrazó más fuerte.
  Toda la gente caía en pánico, ya no tenía esperanza al verme tendido sin movimiento bajo la amada persona que me sostenía, un silencio y todo acabaría después, yo era el diablo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Por un segundo...

Por un segundo, déjame bajar del mundo, salir y mirar cuan bello es. Hablar desde fuera, mirarte a los ojos a través de un cristal imaginario y decirte adiós a la par de que me alejo poco a poco, cada vez más hasta desaparecer…
  Es difícil cuando uno despierta, volver a la realidad y cerrar fuertemente los parpados para intentarse dormir otra vez. La luz era escasa y pertenecía a lámparas de neón de anuncios que promocionaban un cine porno. Me dolía la cabeza, nunca me acostumbre a despertar, aún cuando era niño tenía problemas al sentir las manos de mis padres que intentaban levantarme para ir al colegio, creían que era un niño desobligado, rebelde, no entendían lo que me pasaba y tampoco quería que lo supiesen. El reloj marcaba las 5:30 de la mañana, tenía todavía media hora antes de salir a trabajar, estaba sucio por la noche anterior, pero la idea de bañarme sin agua caliente produjo un enorme disgusto, todavía no despejaba mi mente, seguía adormilado. No pude levantarme por completo, sólo llegue a sentarme y a acomodar mis pies a la orilla del colchón, sentía los parpados pesados y mi mirada estaba fija en un solo punto, no observaba nada. Un zumbido se apodera de mi cabeza, escucho como las manecillas del reloj avanzan, alguien llama por teléfono y la sensibilidad auditiva hace que todo aquel ruido me provoque vomitar, pero no me puedo levantar, lo lamento por la alfombra.
  Silencio, no me he dado cuenta de cuando fue que cerré los ojos, me había quedado dormido, mire el reloj, las manecillas no se movían, estaban detenidas en las 5:32, no entraba la luz del letrero de neón y el teléfono estaba en enmudecido. Volví a abrir los ojos, eran las 6:38, la luz era más insoportable y el teléfono parecía que nunca callaría, yo me encontraba tirado sin movimiento sobre el charco de vomito, quería volver a cerrar los ojos, por un segundo, dejarme bajar del mundo, salir y mirar cuan bello es. Hablar desde fuera, mirarme a los ojos a través de un cristal imaginario y decirme adiós a la par de que me alejo poco a poco, cada vez más hasta desaparecer…

jueves, 18 de noviembre de 2010

Buenas noches...

La preocupación era de un niño que, al no recibir reciprocidad de su familia tiene un final digno. Ya es tarde y el pequeño infante, levantándose del sueño y de su cama va a la sala donde sus padres están cenando y dice buenas noches, no hay respuesta. Sus padres se percatan de su presencia y le llaman la atención, le dicen que vaya a dormir, son las 10:00 pm y él tiene escuela. No dice más, da la media vuelta y se dirige a la cama. Por el pasillo a su recamara se encuentra con su hermana que se pasa de largo aún cuando ha dicho buenas noches, y claro, esperaba una retribución equivalente. El pequeño no se siente triste, pero  un vacio se va formando en él, comienza a faltarle algo. Ya en la cama, bajo las cobijas analiza aquellas experiencias ocurridas hace unos cuantos minutos, cierto! Se dice para sí mismo, olvidaba que su familia era sorda, el vacio desaparece y puede volver tranquilo al sueño.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Y juntos los dos, no ocupamos más que el lugar de una cama...

Y juntos los dos, no ocupamos más que el lugar de una cama. El silencio se hacía de nosotros, tú me debas la espalda, yo miraba el techo pensativo. Me levante lentamente para no despertarte, la habitación estaba iluminada a media luz, la suficiente para sentarme en el escritorio y empezar a trabajar sobre la publicación del próximo domingo para un diario de regular prestigio:
  “La noche cae para los amantes, que se buscan desesperados entre las sabanas húmedas un respiro de amor…”
  Se detuvo el andar de su pluma, miro a la mujer que descansaba sobre la cama y sentía que había mucho espacio entre los dos. Su pensamiento comenzaba a tomar diferentes rumbos y no sabía que ya no iba a volver, al menos por esa noche. Su atención se devolvió al papel, necesitaba concentrarse, acabar la publicación:
  “Quiero sentirla cerca, fundir mi espíritu con el de ella, mi pensamiento, mi alma y mi carne…”
  Quizá eran demasiado aquellas palabras, no quería fundirse, sólo disfrutar de su compañía, de su alma, pensamiento y carne. Era hermosa, y al contemplarla dormida bajo aquel manto de ensueño ajeno lo hacia un extraño, distante. Se llevo la pluma a la boca, no soportaba la idea de permanecer un segundo más sin sentirla, sin percibirla con cada uno de sus sentidos. Distantes ocupamos mucho espacio y juntos los dos, no ocupamos más que el lugar de una cama, el mundo podía esperar.

martes, 16 de noviembre de 2010