No habrá más remedio que usar la imaginación para recrear las sombras a partir de unos cuantos ases de luz...

viernes, 5 de noviembre de 2010
Da igual, no mencionaré nada de aquello...
Porque no pienso dedicarle a ella estas lineas, no hablare de ella y no mencionare nada de su dulce carácter, su virginal locura y toda aquella sensualidad albergada en su piel clara. Por qué prestar atención a sus delicadas facciones, sus diáfanos ojos, sus suaves mejillas rosadas, su curiosa nariz y sus deliciosos labios. Por qué dedicar todo un discurso y perder mis palabras en aquella silueta que va desde su gozoso cuello, pasando por sus gustosos senos y su placentero sexo que esta entre la deleitosa cintura y sus gratas piernas que terminan en la punta de sus hermosos dedos. Por qué hacer referencia a su excitante pensamiento y a sus movimientos delicadamente tranquilos (o era su pensamiento delicadamente tranquilo y sus movimientos excitantes?), da igual, no mencionaré nada de aquello.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Sé que lo lamentas, yo no, pero tú sí...
Sé que lo lamentas, yo no, pero tú sí. Es de noche y bajo un claro de luna escuchamos una sonata para piano de Chopin, el vino es rojo y yo observo como es que se desliza por esos labios aún más rojos, sensuales al gusto. Tú me dices que esta vez habrá que cambiar la rutina, yo expongo que a mi me gusta la rutina, tú no sabes que yo estoy harto de la rutina y que esas palabras hacen danzar mi corazón. La música continua y entre nosotros existe un silencio que armoniza toda la bella escena, vino, luz de luna, Chopin y esos labios sensualmente rojos...
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Hablaba de vidas pasadas y de deudas...
Hoy el sonido molesto del teléfono me despertó, la noticia no podía esperar ni un minuto más, me habían despedido del trabajo a las 5:45 de la mañana. El sol comenzaba a mostrar un poco de claridad en las calles, mi ventana estaba abierta y un viento frio se colaba en toda la habitación. Me puse un abrigo sobre la pijama azul marino que llevaba puesta, no cerré la ventana.
Pasaron unas cuantas horas, las ganas de pasar a la oficina para firmar y recoger mi renuncia del último cheque eran nulas. Ya estaba vestido y con ahora todo el tiempo libre decidí empezar una rutina nueva y como primer actividad, un paseo por el parque. El aire era bastante limpio en esa zona, personas al igual que yo (sin nada que hacer), se encontraban sentadas en las bancas, dormidas en el pasto bajo un árbol y unos cuantos más vendiendo mercancías y servicios de todo tipo. Una mujer, de apariencia enigmática me llamo por mi nombre, eso había despertado mi curiosidad así que decidí acercarme. Ella comenzó un discurso que no entendí al principio, hablaba de vidas pasadas y de deudas que yo no conocía (o al menos no tenía las más remota idea de ellas), menciono la palabra “karma” la cual me era indiferente, ya la había escuchado antes, pero me tenia sin cuidado. Yo la miraba atentamente y sin querer solté mi pensamiento, dije que eso eran puras tontería, ella miraba fijamente mis ojos lo cual me puso algo nervioso y antes de que soltara algo más di la media vuelta para marcharme. Escuche de nuevo su voz, una alusión a mi pérdida de trabajo se escucho con un tono claro, cómo lo sabía?, quién era aquella mujer? Mi morbo era mucho mayor que la curiosidad que sentía, me senté frente a la mujer de extraño aspecto y ella sonrió a la par de soltar un mazo de cartas de tarot, su semblante palideció al echar la última carta, se llevo las manos a la boca y después dijo que no iba a perder solamente el trabajo, que lo iba a perder todo, yo arroje una sonora carcajada y ella seguía pálida, le mencione que era una estupidez y me levante para seguir con mi paseo. Unos pasos más adelante iba reflexionando acerca de lo ocurrido unos instantes antes cuando un hombre de aspecto andrógino se emparejo en mi caminar, intentaba venderme algo a lo cual, con mi mirada en el horizonte negaba (gran error), al escuchar mi rechazo a su oferta aquel hombre-mujer saco una navaja que coloco en mis costillas, voltee para ver su rostro y el sólo dijo que si no quería que pasara nada, que le diera todo lo de valor que poseía y así fue, no tenía otra salida.
Maldiciendo, irritado y con algo de estrés decidí regresar mis pasos hacia mi apartamento, volví a pasar por donde estaba aquella que me predijo una pérdida total, ya no se encontraba ahí. Al llegar, note que mi puerta estaba abierta, mi corazón se aceleraba, se escuchaban ruidos aun dentro, vacile en entrar por un momento, pero no iba a dejar que me robaran y ocurrió otro grave error, al abrir la puerta dos hombres saqueaban cuanto podían y al verme se alarmaron bastante, parecía su primer robo, uno de ellos saco un arma y disparo, pero no acertó y tuve tiempo de entrar en mi habitación. Agazapado a un lado de la cama busque la pistola que mi padre me había dado cuando decidí salirme de la casa, ahí estaba, cargada y dispuesta a disparar. Asome la cabeza para ver la situación, otro disparo sonó y así un intercambio de balas se daba lugar, ninguno de los dos era bueno con el arma, todo el lugar se estaba destrozando y cuando se acabaron mis municiones corrí hacia la ventana que aún estaba abierta para pedir ayuda, una sensación aguda comprimió mi estomago junto con un color rojo que pintaba mi camisa y mi cuerpo se precipitaba contra la orilla de la ventana.
Silencio, acostado bocarriba con los ojos abiertos me daba cuenta de que no podía moverme, no podía hablar y no podía nada mas que pensar, la mujer!, el “karma” resolví, porque pagaba por algo que desconocía, había llevado una vida honesta, incluso ejemplar, no dañaba a nadie, por qué el “karma” me cobraba algo que desconocía…
Pasaron unas cuantas horas, las ganas de pasar a la oficina para firmar y recoger mi renuncia del último cheque eran nulas. Ya estaba vestido y con ahora todo el tiempo libre decidí empezar una rutina nueva y como primer actividad, un paseo por el parque. El aire era bastante limpio en esa zona, personas al igual que yo (sin nada que hacer), se encontraban sentadas en las bancas, dormidas en el pasto bajo un árbol y unos cuantos más vendiendo mercancías y servicios de todo tipo. Una mujer, de apariencia enigmática me llamo por mi nombre, eso había despertado mi curiosidad así que decidí acercarme. Ella comenzó un discurso que no entendí al principio, hablaba de vidas pasadas y de deudas que yo no conocía (o al menos no tenía las más remota idea de ellas), menciono la palabra “karma” la cual me era indiferente, ya la había escuchado antes, pero me tenia sin cuidado. Yo la miraba atentamente y sin querer solté mi pensamiento, dije que eso eran puras tontería, ella miraba fijamente mis ojos lo cual me puso algo nervioso y antes de que soltara algo más di la media vuelta para marcharme. Escuche de nuevo su voz, una alusión a mi pérdida de trabajo se escucho con un tono claro, cómo lo sabía?, quién era aquella mujer? Mi morbo era mucho mayor que la curiosidad que sentía, me senté frente a la mujer de extraño aspecto y ella sonrió a la par de soltar un mazo de cartas de tarot, su semblante palideció al echar la última carta, se llevo las manos a la boca y después dijo que no iba a perder solamente el trabajo, que lo iba a perder todo, yo arroje una sonora carcajada y ella seguía pálida, le mencione que era una estupidez y me levante para seguir con mi paseo. Unos pasos más adelante iba reflexionando acerca de lo ocurrido unos instantes antes cuando un hombre de aspecto andrógino se emparejo en mi caminar, intentaba venderme algo a lo cual, con mi mirada en el horizonte negaba (gran error), al escuchar mi rechazo a su oferta aquel hombre-mujer saco una navaja que coloco en mis costillas, voltee para ver su rostro y el sólo dijo que si no quería que pasara nada, que le diera todo lo de valor que poseía y así fue, no tenía otra salida.
Maldiciendo, irritado y con algo de estrés decidí regresar mis pasos hacia mi apartamento, volví a pasar por donde estaba aquella que me predijo una pérdida total, ya no se encontraba ahí. Al llegar, note que mi puerta estaba abierta, mi corazón se aceleraba, se escuchaban ruidos aun dentro, vacile en entrar por un momento, pero no iba a dejar que me robaran y ocurrió otro grave error, al abrir la puerta dos hombres saqueaban cuanto podían y al verme se alarmaron bastante, parecía su primer robo, uno de ellos saco un arma y disparo, pero no acertó y tuve tiempo de entrar en mi habitación. Agazapado a un lado de la cama busque la pistola que mi padre me había dado cuando decidí salirme de la casa, ahí estaba, cargada y dispuesta a disparar. Asome la cabeza para ver la situación, otro disparo sonó y así un intercambio de balas se daba lugar, ninguno de los dos era bueno con el arma, todo el lugar se estaba destrozando y cuando se acabaron mis municiones corrí hacia la ventana que aún estaba abierta para pedir ayuda, una sensación aguda comprimió mi estomago junto con un color rojo que pintaba mi camisa y mi cuerpo se precipitaba contra la orilla de la ventana.
Silencio, acostado bocarriba con los ojos abiertos me daba cuenta de que no podía moverme, no podía hablar y no podía nada mas que pensar, la mujer!, el “karma” resolví, porque pagaba por algo que desconocía, había llevado una vida honesta, incluso ejemplar, no dañaba a nadie, por qué el “karma” me cobraba algo que desconocía…
martes, 2 de noviembre de 2010
Tenían que haber sido años...
Retornar de la ausencia siempre resuelve la mirada de algunos curiosos, no sabes que paso ni cuanto tiempo estuviste en aquel trance. Con la mochila al hombro mis pasos entraron por un enorme arco que conocía desde hacía ya mucho, el mismo queme vio partir, el mismo que me dijo adiós hace tiempo. Me alejé de un pueblo pequeño, por lo cual no hay manera de no saber que es lo que ocurre dentro de este. Recorría las calles en silencio, las miradas de personas del mercado, transeúntes que caminaban por la otra acera murmuraban y señalaban mi andar discretamente, sabían quien era, sabían que había regresado.
Al llegar a mi antigua casa me sorprendió el polvo acumulado, los libros que había dejado sobre el escritorio seguían apilados en la misma orilla. Abrí una ventana para ventilar la habitación, eché un vistazo fuera, las calles no eran como las recordaba, la gente que volteaba a mi terraza miraba con desconcierto. Cinco años pensé, mi partida había durado por lo menos cinco años. Una piedra golpeome en la cabeza, intente sorprender a el desgraciado que se había atrevido, nada, otra piedra volvió a golpearme y resolví con mayor velocidad, miraba a quien había osado atirnarme en la cabeza, estaba parado, estático como una estatua. Yo rompí el silencio insultandolo, pero aquella figura inmóvil seguía ahí parada, sin nada que se escuchara a su alrededor, volví, pero con un tono más correcto a mencionarle algunas palabras, pregunté el motivo de su acto y esta vez el mutismo incomodo desapareció -un sólo día has pasado afuera, cómo te atreves a volver de esa forma- dijo, no sabía que reparar de su comentario, "un día" vino a mi mente, cómo era posible eso, no podía ser verdad, tenían que haber sido años dije para mi al momento que otra piedra me convirtió de nuevo en ausencia...
Al llegar a mi antigua casa me sorprendió el polvo acumulado, los libros que había dejado sobre el escritorio seguían apilados en la misma orilla. Abrí una ventana para ventilar la habitación, eché un vistazo fuera, las calles no eran como las recordaba, la gente que volteaba a mi terraza miraba con desconcierto. Cinco años pensé, mi partida había durado por lo menos cinco años. Una piedra golpeome en la cabeza, intente sorprender a el desgraciado que se había atrevido, nada, otra piedra volvió a golpearme y resolví con mayor velocidad, miraba a quien había osado atirnarme en la cabeza, estaba parado, estático como una estatua. Yo rompí el silencio insultandolo, pero aquella figura inmóvil seguía ahí parada, sin nada que se escuchara a su alrededor, volví, pero con un tono más correcto a mencionarle algunas palabras, pregunté el motivo de su acto y esta vez el mutismo incomodo desapareció -un sólo día has pasado afuera, cómo te atreves a volver de esa forma- dijo, no sabía que reparar de su comentario, "un día" vino a mi mente, cómo era posible eso, no podía ser verdad, tenían que haber sido años dije para mi al momento que otra piedra me convirtió de nuevo en ausencia...
jueves, 28 de octubre de 2010
En silencio...
En silencio, con tus labios cálidos, me gustaría que besases mi cuello, en silencio...
miércoles, 27 de octubre de 2010
Porque no culpamos a quien pone la tentación y sí a quien cae en ella...
Porque no culpamos a quien pone la tentación y sí a quien cae en ella...
martes, 26 de octubre de 2010
El hombre del espejo...
Sentado junto a un hombre con cara de caballo en el parque, me puse a platicar con aquella figura como si fuera un viejo conocido. Pregunte si era posible verse al espejo y no reconecerse, volteo con la mirada perdida, tratando de enfocarme con un solo ojo, a mi me aterraba aquel perfil de color gris claro. Con un tono ofendido me dijo que si me estaba burlando de él, yo respondí apresurandome a evitar algún conflicto que para nada, la pregunta había surgido porque una noche antes, al terminarmi baño nocturno, me había contemplado al espejo, que al estar parado frente a ese reflejo ví que aquel hombre dandome la cara, estaba llorando y no sabía por qué lo hacía, su semblante era triste, como la de quien ha pérdido a un ser querido. El hombre con rostro de caballo asentía conforme yo le iba narrando, parecia estar analisandome con cada palabra que yo expulsaba de mi corazón, así era, si alguien pudiere ver dentro, vería como entre sangre y oxigeno, letras esparcidas iban formandose con cierta congruencia. Cuando estaba por decir algo más, aquellos dientes, enorme y amarillos se mostraron y, junto con la lengua y los labios igual de enormes, articularon un "guarde silencio un momento", comenzaba a ponerme nervioso, su figura ya no me era normal, manos estaban sudando y en mi mente, ya no en mi corazón se formaba una frase que emprendería la acción de salir corriendo. Estaba por levantarme cuando añadio -le has brindado ayuda?-, por un momento vacile, ayudar a quién?, pensé, claro! al hombre del espejo...
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