No habrá más remedio que usar la imaginación para recrear las sombras a partir de unos cuantos ases de luz...

miércoles, 27 de octubre de 2010
Porque no culpamos a quien pone la tentación y sí a quien cae en ella...
Porque no culpamos a quien pone la tentación y sí a quien cae en ella...
martes, 26 de octubre de 2010
El hombre del espejo...
Sentado junto a un hombre con cara de caballo en el parque, me puse a platicar con aquella figura como si fuera un viejo conocido. Pregunte si era posible verse al espejo y no reconecerse, volteo con la mirada perdida, tratando de enfocarme con un solo ojo, a mi me aterraba aquel perfil de color gris claro. Con un tono ofendido me dijo que si me estaba burlando de él, yo respondí apresurandome a evitar algún conflicto que para nada, la pregunta había surgido porque una noche antes, al terminarmi baño nocturno, me había contemplado al espejo, que al estar parado frente a ese reflejo ví que aquel hombre dandome la cara, estaba llorando y no sabía por qué lo hacía, su semblante era triste, como la de quien ha pérdido a un ser querido. El hombre con rostro de caballo asentía conforme yo le iba narrando, parecia estar analisandome con cada palabra que yo expulsaba de mi corazón, así era, si alguien pudiere ver dentro, vería como entre sangre y oxigeno, letras esparcidas iban formandose con cierta congruencia. Cuando estaba por decir algo más, aquellos dientes, enorme y amarillos se mostraron y, junto con la lengua y los labios igual de enormes, articularon un "guarde silencio un momento", comenzaba a ponerme nervioso, su figura ya no me era normal, manos estaban sudando y en mi mente, ya no en mi corazón se formaba una frase que emprendería la acción de salir corriendo. Estaba por levantarme cuando añadio -le has brindado ayuda?-, por un momento vacile, ayudar a quién?, pensé, claro! al hombre del espejo...
lunes, 25 de octubre de 2010
Y si te beso por error...
Y si te beso por error?, si mis labios caen por un descuido sobre los tuyos y cierro los ojos? No soportaría que la indiferencia de tu boca se hiciere notar, que no existiera movimiento alguno haciéndome quedar como un tonto, un gran tonto que ha entregado mucho por nada. Si tu mirada, al igual que tu boca, se mantuviera fría frente a mis ojos abiertos y a 10 centímetros de ti moriría, convirtiéndome en más que un tonto. El silencio de tu persona me haría caer desplomado a tus pies que darían media vuelta y me dejarían en un sollozo agónico.
Así que no te besaría por error, sería una injuria de mi parte...
Así que no te besaría por error, sería una injuria de mi parte...
domingo, 24 de octubre de 2010
El buzón de los desesperados...
Apurado me levantaba todos los lunes por la mañana, tomaba una hoja de papel y una pluma de punto fino. La luz de la lampara sustituía momentaneamente a la del sol, el ruido del refrigerador no me dejaba concentrar y mi gato Apolo se acariciaba contra mis piernas. Lineas con contenidos triviales comenzaban a ganar lugar sobre el vacío blanco:
"Estimado y querido a quien corresponda:
Con ésta, ya son 50 cartas que te hago llegar, que no será la ultima y que eres por lo único que me mantengo con vida, las 8 horas de trabajo pasan rápido, las citas con las mujeres que me has recomendado acaban como me gusta que acaben, sin tocar mi soledad, conservando intacta. Debo agradecerte por todo consejo que me das, ayer por fin pude quitar la horca que había hecho para el cuarto de baño, la humedad la conservaba en excelentes ocasiones, todas las mañanas mientras tomaba un baño la veía, me invitaba a terminar con todo, yo le lloraba y pasaba agazapado unas cuantas horas bajo el agua. Ahora sólo queda quitar la de la recámara y la del balcón, supongo que la próxima será la segunda, ya que nunca me ha gustado ser tan público, prefiero la privacidad de la recámara. Mejor no hablemos de ello, ahora son las 4:38 de la madrugada, oh!, ahora son las 4:39 y sólo restan 2:21 horas para que abran el buzón del parque, nunca entendí por qué había un buzón en medio de un lugar así, tan alejado de la ciudad, tan solitario y escondido entre unos cuantos árboles y me gustaría saberlo, por qué? Esta bien si no me respondes, aún así me haces un gran favor al escucharme, sé que hay más personas que como yo entrega su carta cada lunes en la mañana acudiendo a ti, debo decir que he tenido que hacer fila para dejarla y lamento que la mía, posiblemente tenga la letra más fea, pero confío en que se entienda.
Siguiendo la misma estructura que las cartas anteriores, en este apartado te expongo los motivos por los cuales podría quitarme la vida esta semana: el cuervo que no me deja dormir por las noches, mi psicólogo dice que lo estoy imaginando, pero el ruido y su aspecto de demonio es demasiado real. La enfermedad de mi querido Apolo, el veterinario le ha diagnosticado cáncer en el estomago, yo lo he visto más flaco en estos días, ya no quiere comer y pasa noches sin dormir, lo cual lo ha hecho más agresivo, hay veces en que no me reconoce. Mi madre esta muerta, mi hija me odia y mi ex esposa ha metido otra demanda. El trabajo, me han disminuido el sueldo y aún tengo muchas deudas.
Gracias por recibir mis palabras, de verdad gracias, espero poder escribir una carta más, sé que así será. Sin más que decir, me despido, que tenga una linda semana.
"Estimado y querido a quien corresponda:
Con ésta, ya son 50 cartas que te hago llegar, que no será la ultima y que eres por lo único que me mantengo con vida, las 8 horas de trabajo pasan rápido, las citas con las mujeres que me has recomendado acaban como me gusta que acaben, sin tocar mi soledad, conservando intacta. Debo agradecerte por todo consejo que me das, ayer por fin pude quitar la horca que había hecho para el cuarto de baño, la humedad la conservaba en excelentes ocasiones, todas las mañanas mientras tomaba un baño la veía, me invitaba a terminar con todo, yo le lloraba y pasaba agazapado unas cuantas horas bajo el agua. Ahora sólo queda quitar la de la recámara y la del balcón, supongo que la próxima será la segunda, ya que nunca me ha gustado ser tan público, prefiero la privacidad de la recámara. Mejor no hablemos de ello, ahora son las 4:38 de la madrugada, oh!, ahora son las 4:39 y sólo restan 2:21 horas para que abran el buzón del parque, nunca entendí por qué había un buzón en medio de un lugar así, tan alejado de la ciudad, tan solitario y escondido entre unos cuantos árboles y me gustaría saberlo, por qué? Esta bien si no me respondes, aún así me haces un gran favor al escucharme, sé que hay más personas que como yo entrega su carta cada lunes en la mañana acudiendo a ti, debo decir que he tenido que hacer fila para dejarla y lamento que la mía, posiblemente tenga la letra más fea, pero confío en que se entienda.
Siguiendo la misma estructura que las cartas anteriores, en este apartado te expongo los motivos por los cuales podría quitarme la vida esta semana: el cuervo que no me deja dormir por las noches, mi psicólogo dice que lo estoy imaginando, pero el ruido y su aspecto de demonio es demasiado real. La enfermedad de mi querido Apolo, el veterinario le ha diagnosticado cáncer en el estomago, yo lo he visto más flaco en estos días, ya no quiere comer y pasa noches sin dormir, lo cual lo ha hecho más agresivo, hay veces en que no me reconoce. Mi madre esta muerta, mi hija me odia y mi ex esposa ha metido otra demanda. El trabajo, me han disminuido el sueldo y aún tengo muchas deudas.
Gracias por recibir mis palabras, de verdad gracias, espero poder escribir una carta más, sé que así será. Sin más que decir, me despido, que tenga una linda semana.
Atte. Claudio S."
Dieron las 6:48, la mire con esperanza, confiaba en que esta vez me respondiera. Reí para mis adentros, una sonrisa se notaba en mis labios, aún pensaba en que mi letra era muy fea. Mi gato estaba dormido sobre la cama aún tendida, abrí la alacena para tomar su comida y dejarle que comer en mi ausencia.
Caminaba en medio de la soledad, ni un alma a la vista. El buzón estaba ahí como siempre, esperándome. Me paré frente a él y al deslizar el sobre sentí un gran alivio, una semana más, pensé, todo iría bien. Iba de regreso a mi apartamento, cuando volví la vista hacía el buzón, noté que un hombre recogía el correo, dudas me recorrían, quién era aquel hombre?, de dónde apareció?, quizá dejaría una respuesta a alguna de mis cartas. Corría apuradamente para alcanzarlo, tenía la vista fija en aquella figura que recogía la correspondencia. Hubo un momento de obscuridad y de repente tenía la mirada en el cielo, no me movía, quería pedir ayuda, pero repare en que no podía hablar, ya no podía nada, había muerto, un auto me lanzó 4 metros de donde me golpeo, mi cuello recibió la caída y había muerto al instante.
A la semana supe del buzón de los desesperados, así se llamaba el lugar en donde llegaban las cartas, no era el cielo, sólo un lugar fuera del tiempo, que las respuestas de las cartas llegaban en forma de acciones y que mi muerte había sido respuesta de mi última carta, la del mismo lunes en que morí. Ahora la pregunta que rondaba en mi cabeza era si yo había firmado mi propia sentencia de muerte o si debía agradecer en mi próxima carta...
sábado, 23 de octubre de 2010
Sí, esto es para ti...
Sí, esto es para ti. Unas cuantas lineas para decirte que ya me he hartado un poco de ti, para recordarte que mi paciencia se agota día a día, que ya no haces lo que antes y que vas regando un poco de decepción. Sí, esto es para ti, escritor de esto...
viernes, 22 de octubre de 2010
Algo iba a salir mal...
Era sólo otra noche familiar, decía para mis adentros tratando de convencerme de que algo iba a salir mal. Siempre era lo mismo, en el cumpleaños de los abuelos (increíblemente cumplían el mismo día) se reunían como cada año todos los hermanos en un sólo punto del planeta, catorce miembros con sus respectivas familias de por lo menos tres integrantes. Yo era la única que se mantenía soltera, quizá era mi bisexualidad lo que no me daba la estabilidad con alguna pareja o la juventud a mis 22 años.
Esa mañana Javier (el hermano más grande), llegó a mi casa, lugar donde iba a darse la fiesta, una humilde casa que albergaría un próximo desorden, yo seguía dormido cuando Javier interrumpió un agradable sueño que parecía mas bien una fantasía. El sonido chirriante del timbre me obligo a levantarme, sonaba desesperadamente, yo no traía ropa puesta y con las sabanas húmedas me cubrí todo el cuerpo y me asomé por la ventana intentando detener aquel ruido. Bajé rápidamente ya con algo de ropa (una camisa de un antiguo amigo y una bata), abrí la puerta y la cara de fastidio de mi hermano se me restrego con una mueca de desprecio, yo no preste atención ya que enseguida mis sobrinos corrieron a abrazarme y suavizaron el ambiente. Paulatinamente fueron llegando todos, yo ya había conseguido arreglarme lo más decente para la ocasión, la casa, aunque todos pensasen que iba a estar hecha un desastre no lo era, estaba en una disposición acogedora, pero seguía pensando que el espacio era reducido.
Ya era de noche, la mayoría de los hermanos estaban sentados ya en la mesa discutiendo y alzando la voz para que se hicieren escuchar, un enorme pastel esperaba por los cumpleañeros, Javier había ido a recoger a la feliz pareja al teatro, no debían tardar. Yo estaba en la cocina observando desde la ventana hacía el patio trasero, donde estaban todos, los niños corrían por toda la casa, ruidos de jarrones y pequeñas esculturas me daban razón de pérdida, no me importaba, yo continuaba con la mirada fija en mis hermanos. El teléfono sonó, era tan molesto como el timbre y al descolgar escuche la voz vacía de Javier por el otro lado, los abuelos habían muerto por un paro cardiaco al quedar impactados por una escena demasiado fuerte, o eso era lo que decían a primera instancia los médicos, acepte todo lo que me decía, asentía mecánicamente como si pudiera verme, las indicaciones eran claras, dar aviso discretamente a unos cuantos escogidos por mi hermano e ir directamente al hospital. Cuando colgué volví la mirada hacia la ventana, aún seguían discutiendo, no sabia de donde habían sacado enormes botellas de tequila, sonreí para mis adentros, tomé un pedazo de papel, escribí una nota con las indicaciones de Javier y la deje sobre la mesa de la cocina, alguien tendría que verla en algún momento.
Indiferente, tomé un abrigo, llamé a una de mis amigas y salí al encuentro con ella, me tenía sin cuidado lo que había pasado, no es que no quisiera a los abuelos, sino que nunca trate con ellos y lo poco que conviví ahora son recuerdos reprimidos que a lo mejor son el motivo de mi bisexualidad, pensé. Quizá ellos nunca encontrarían la nota, quizá si, yo sabia que algo iba a salir mal, pero aún no reparaba que.
Esa mañana Javier (el hermano más grande), llegó a mi casa, lugar donde iba a darse la fiesta, una humilde casa que albergaría un próximo desorden, yo seguía dormido cuando Javier interrumpió un agradable sueño que parecía mas bien una fantasía. El sonido chirriante del timbre me obligo a levantarme, sonaba desesperadamente, yo no traía ropa puesta y con las sabanas húmedas me cubrí todo el cuerpo y me asomé por la ventana intentando detener aquel ruido. Bajé rápidamente ya con algo de ropa (una camisa de un antiguo amigo y una bata), abrí la puerta y la cara de fastidio de mi hermano se me restrego con una mueca de desprecio, yo no preste atención ya que enseguida mis sobrinos corrieron a abrazarme y suavizaron el ambiente. Paulatinamente fueron llegando todos, yo ya había conseguido arreglarme lo más decente para la ocasión, la casa, aunque todos pensasen que iba a estar hecha un desastre no lo era, estaba en una disposición acogedora, pero seguía pensando que el espacio era reducido.
Ya era de noche, la mayoría de los hermanos estaban sentados ya en la mesa discutiendo y alzando la voz para que se hicieren escuchar, un enorme pastel esperaba por los cumpleañeros, Javier había ido a recoger a la feliz pareja al teatro, no debían tardar. Yo estaba en la cocina observando desde la ventana hacía el patio trasero, donde estaban todos, los niños corrían por toda la casa, ruidos de jarrones y pequeñas esculturas me daban razón de pérdida, no me importaba, yo continuaba con la mirada fija en mis hermanos. El teléfono sonó, era tan molesto como el timbre y al descolgar escuche la voz vacía de Javier por el otro lado, los abuelos habían muerto por un paro cardiaco al quedar impactados por una escena demasiado fuerte, o eso era lo que decían a primera instancia los médicos, acepte todo lo que me decía, asentía mecánicamente como si pudiera verme, las indicaciones eran claras, dar aviso discretamente a unos cuantos escogidos por mi hermano e ir directamente al hospital. Cuando colgué volví la mirada hacia la ventana, aún seguían discutiendo, no sabia de donde habían sacado enormes botellas de tequila, sonreí para mis adentros, tomé un pedazo de papel, escribí una nota con las indicaciones de Javier y la deje sobre la mesa de la cocina, alguien tendría que verla en algún momento.
Indiferente, tomé un abrigo, llamé a una de mis amigas y salí al encuentro con ella, me tenía sin cuidado lo que había pasado, no es que no quisiera a los abuelos, sino que nunca trate con ellos y lo poco que conviví ahora son recuerdos reprimidos que a lo mejor son el motivo de mi bisexualidad, pensé. Quizá ellos nunca encontrarían la nota, quizá si, yo sabia que algo iba a salir mal, pero aún no reparaba que.
jueves, 21 de octubre de 2010
Alguien con quien hablar...
Hoy necesitaba a alguien con quien hablar, nada. Mi corazón se para, mis extremidades caen dolorosamente y el sueño se vuelve en mi contra. Las palabras se impregnaban de un delicioso aroma de soledad, los sonidos de desgastantes insultos. Los minutos pasan desgarrando mis ánimos y cada segundo, al ritmo de mi respiración va arrastrándome hacía el cansancio. Tomaré un largo baño de agua caliente y para cuando salga aún no habrá con alguien con quien hablar...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)