sábado, 16 de octubre de 2010

Y yo ya no estaba en el mundo real...

Mírame a los ojos cuando te hablo, dijo y me sostuvo el rostro con sus toscas manos. La cena comenzaba a tomar matices desconcertantes, yo ya no escuchaba bien, era como si me hubiera abstraído del mundo, ya no prestaba atención a todos sus reclamos, las demás mesas seguían con sus platicas habituales, los meseros pasaban junto a nosotros, nos miraban con desagrado sutilmente. Una hermosa pieza musical empezaba a embriagar el ambiente, ya no estaba en el mundo real, me sentía bien, me sentía tranquila, amada. Mis ojos aún estaban fijos en los suyos, bajé la mirada por descuido en un momento y en otro me encontraba en el suelo con un hilo de sangre brotando de mi nariz y la boca destrozada por una cachetada, el tiempo se detuvo, todos nos miraban y yo ya no estaba en el mundo real...

viernes, 15 de octubre de 2010

No, no es la muerte, sólo es la menesterosa de mi amada...

La mirada agónica no perdía la atención de la puerta de la habitación, silente esperaba. Tocaron la puerta, no respondía a aquel llamado, se mantenía callado hasta que se abrió la puerta y entró quien tocaba -no, no es la muerte, sólo es la menesterosa de mi amada...- dijo con un aire irónico y dolido.

jueves, 14 de octubre de 2010

Mejores amigas solté en mi mente...

Janette era la chica más odiosa del colegio, nunca podía estar en paz con ella y para el colmo nos gustaba el mismo chico. Un viernes en la tarde el grupo se organizaba para ir a un bar donde Santiago (el chico de mis sueños y al parecer de los de ella también) se reunía con su banda y tocaba un poco de jazz, eran las 6 de la tarde y el cielo tenía un hermoso tinte naranja, el sol estaba por ponerse por completo. Ya estábamos por entrar cuando a lo lejos escuche mi nombre, -Clara!- escuché en un sonido muy limpio y el tono de aquella voz que me llamaba tenía una calidez y dulzura que me hizo buscar entrecerrando los ojos hacia la calle, nadie, quizá sólo era mi imaginación.

  Estaba sentada frente al escenario como acostumbraba, Santiago siempre venía a saludarme con un tierno beso en la mejilla antes de empezar el deleitoso espectáculo, pero esta vez no fue así ya que Janette se sentó en la misma mesa que yo y fue ella quien recibió aquel beso. Yo enfurecía por su presencia, cómo se había atrevido a sentarse junto a mi?, cómo pudo él saludarla a ella en vez de a mi? La noche caía con cuidado, bajo un manto de fusión musical y belleza, tenía sentimientos encontrados, el verlo tocando la guitarra, la música y una copa de vino era todo lo que quería (obviamente lo quería a él sobre todo eso), pero su contraparte seguía sentada a mi lado. Fue apoderándose la oscuridad y las luces amarillas en el ambiente, todo indicaba que estaba próximo a terminar la velada en el bar, al menos para nosotras y fue cuando para despedir a la banda con una ultima canción, Santiago tomó un micrófono y recito las palabras mas bellas que jamás nunca había escuchado, me dedicaba aquella canción. Mi oponente repuso un gesto retorcido, debo admitir que no era una chica fea, pero era una perra! (lo tenía que decir) y su rostro perdió aquel atractivo, ella volteo a verme de inmediato y yo le respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

  Pasé 6:43 minutos en el cielo y mis compañeras ya se retiraban,eso significaba que yo también lo tenía que hacer, pagamos la cuenta y con mi rostro enrojecido me acerque al escenario, moría de pena, él lo notó y todos sus amigos también, -nos vemos- le dije y le bese la mejilla como él al principio de la tocada lo hacía, parecía que se había percatado del significado, era una cachetada con guante blanco, pero no hizo nada para corresponderme mas que decirme que después no veríamos. Janette seguía sentada en la mesa, como si esperara a que todos se fueran para poder quedarse con él por completo, para mi sorpresa Santiago fue quien se acerco a ella y le dijo algo al oído, yo ya estaba en la puerta y mis ojos comenzaban a humedecer, se había salido con la suya.

  Llegue a mi casa por eso de las 11:30 de la noche, avisé a mis padres de mi llegada y me encerré en mi cuarto para poder llorar tranquilamente, mi hermano notó lo que pretendía hacer, era un buen chico, 6 años mayor que yo, pero parecía que yo era quien era mayor, se comportaba como un chiquillo aún cuando ya tenía un trabajo serio de abogado y estaba próximo a casarse, tocó a mi puerta, le grité que no quería ver a nadie a lo que respondió que tocaba la puerta por cortesía pero que de cualquier forma pensaba entrar y así fue, le avente un oso de peluche cuando vi entrar su sonriente cara, le dio justo en la nariz, lo que me pareció gracioso, -ah! osas, burlarte de mi- dijo, agarró el oso con fuerza y con un gesto de venganza vaciló en aventarmelo, yo me cubrí la cara, pero no sentí el golpe, sólo sentí como se sentaba a la orilla de la cama y ponía el peluche recargado junto a mi. La noche fue larga, le conté lo que había pasado y como siempre, aconsejo la situación de tal forma que me tranquilice por completo. Cuando se fue, yo ya pensaba más claro, Santiago acostumbraba a estar rodeado de chicas, lo cual me producían muchos celos, pero que estuviera con Janette, me molestaba aún más, pero así era esto y ahora sólo quedaba un problema más, la practica de la materia de ciencias, en si no había problema, la cuestión era que formaba equipo con mi oponente. La idea de verle la cara durante todo el día me parecía de lo más abominable.

  Eran las 8:00 de la mañana y mi celular me despertó con una preciosa pieza de Bach (uno de los conciertos para violín), el amanecer era agradable y el agua del baño estaba caliente. Había quedado de verme con Janette a las 9:30 frente a la biblioteca de colegio, yo como siempre aparecí puntal. Espere alrededor de media hora y aún no aparecía, pensé en llamarla por teléfono (no sé porque es que lo tengo), pero su rostro adormecido se veía venir en camino. No me saludo, sólo mencionó que tenía muchas cosas que hacer y que mejor nos diéramos prisa, eso era una ofensa ya que había llegado tarde y se lo dije, a lo que respondió sacando la lengua. Entramos en la biblioteca, ella se miraba en un espejo de mano, comenzaba a desesperarme, así que sólo respire profundo y me dí a la tarea de buscar los libros necesarios. Ya en la mesa de trabajo salió un comentario de anoche, yo enmudecí por un momento, pero mis ganas de saber que era lo que había pasado exactamente me hizo hacer preguntas, caímos en una platica complicada, molesta, tan insoportable como su mal gusto para vestir, habíamos perdido el hilo del trabajo y la concentración la usábamos para buscar la manera de ofendernos. Era la 1:00 de la tarde y se me escapó de la boca algo de lo que me arrepentí después (no era que no pensaba que fuera cierto, pero aún así hay cosas que no están bien decirlas), ella me miro detenidamente, tomó sus cosas y se fue.

  No podíamos escapar la una de la otra, teníamos contemplada toda la semana para hacer el trabajo juntas y así fue, cada mañana de 9:30 (en realidad 10:00) a 2:00 - 3:00 de la tarde avanzábamos un poco, no más porque alguna de las dos siempre terminaba por enfadarse e irse. Fue una larga semana, pero ya era viernes, un día de descanso, entregaríamos el trabajo, volveríamos a distanciarnos y volveríamos a la verdadera contienda, Santiago. Esa mañana, en el colegio, cuando la profesora de ciencias pidió el trabajo, Janette no había llegado aún, no me importaba mucho ya que yo era la que tenía la investigación. Pasaron las clases y no sabía nada de Janette, decidí preguntar a mis amigas, me respondieron con gran sorpresa, cómo era posible que yo preguntara por mi rival?, tenía curiosidad quizá y volví en mi, pensé que la vería en el bar para ver a Santiago, mis compañeras me apuraron para llegar y en el umbral de la puerta el corazón se me agitaba por verla ahí, decirle de la buena calificación que habíamos obtenido, pero nada, ella no estaba. Comenzó el espectáculo y como en otras ocasiones Santiago besó mi mejilla, yo no sentí nada, ni después de que me dedicara otra canción. Mi indiferencia se notaba en todo el lugar, me preguntaron si me sentía bien, respondía que si, que solamente necesitaba algo de descanso. Llegue más temprano de lo habitual a casa, mis padres les pareció sorprender, pero le venía mejor que llegara a una hora más cómoda para todos, subí a mi recámara como de costumbre. Yo esperaba con el oso de peluche en las manos el tocar de mi hermano, así fue dos golpes como de costumbre pero yo rompí aquel ritual diciendo entra, mi hermano situado aún detrás de la puerta dijo que si esta vez no quería que se fuera o quizá debía irse para romper por completo con lo habitual, le pedí de nuevo que entrara, él asomo su alegre rostro y cuando me vio con el peluche en las manos comento que ahora entendía todo, volvería a golpearle la nariz con el, yo reí y negué con la cabeza, esta vez era diferente le conté todo mi día y volvió a aconsejarme dejándome tranquila para cuando se fue. Tenía razón, yo no detestaba a Janette, la quería (de una forma ínsula, pero de verdad la quería), era ya parte de mi vida, yo le comprendía muchas cosas y ella me comprendía otras tantas más, amigas?, no!, mejores amigas solté en mi mente...

miércoles, 13 de octubre de 2010

El hoyo de Dios...

El hoyo de Dios no era mas que un hueco en la pared de mi habitación. Cada viernes por la noche, hombres y mujeres pagaban una suma bastante generosa para poder echar una mirada, eran grandes cantidades y estas solventaban mi forma de vida, llena de lujos y comodidades orientadas al placer contingente, inestable que en variadas ocasiones me llevaba a una desmesura de la cual era yo quien ahora pagaba un alto precio, con mi alma. Siempre era lo mismo, la misma necesidad obscena en cada una de las personas que acercaban su ojo y su atención a aquel hoyo, francamente nunca me atreví a dar un vistazo, me resistía con ímpetu, esa era mi virtud, el control sobre mi mismo.

  Una de esas noches transcurridas en mi habitación, un hombre de mucho poder en la ciudad fue a visitarme, pidiendo que se le dejara ver aquella maravilla de la que todos hablaban, no podía negarme a su petición, que mas bien sonaba como orden, dije rápidamente que si junto con una pequeña reverencia, aquel hombre parecía, como todos los ricos de las cercanías gordo y con un aire de divinidad, no cabían en si mismos, metafórica y literalmente. Me dio un pequeño sobre con una cantidad mayor a la que cobraba, pensé que algo mas iba a ocurrí aquel viernes, asomo la mirada y después de un gran alarido sacado de su enorme barriga cayó abruptamente sobre su estrepitosa espalda, el semblante en blanco y los ojos desorbitados, la reacción continua fue de alerta, los hombres que venían con el se dieron lugar al costado de aquella ballena tratando de darle primeros auxilios mientras otro de ellos sacaba un arma de sus pantalones y apuntaba con gran convicción en dirección de mi cabeza, me preguntaron que qué había pasado, que qué se encontraba del otro lado del agujero, un movimiento brusco de la pistola hizo que sacara sin pensar mucho la respuesta, es el cielo lo que hay detrás de todo respondí, aquel dictamen encolerizo a los acompañantes y provoco que uno de los que atendía al caído se levantara y me golpeara con gran fuerza el rostro. Varios hilos de sangre se habrían paso sobre mi costosa alfombra hacia el baño, donde pretendía limpiarme y curar la herida recién abierta, pero el sujeto que me había abierto la boca me detuvo e insistía en qué era lo que había visto, algo molesto repliqué que miraran si no me creían. Miraron uno por uno y cada uno de ellos fueron perdiendo la expresión que tenían hasta hace unos momentos, la mirada perdida de uno al volver hacia mi y darme las gracias, otro igual que el enorme hombre cayó al instante y otro más seguí mirando. Acerque mis pasos hasta el que seguí en la pared, no respiraba, estaba muerto y estaba de pie, observando.

  Pasaron dos noches después de aquel incidente, la noche fue larga pero no lo suficiente para ocultar uno de los cuerpos, seguía estático en la pared, vino a mi la pregunta de qué era lo que continuaba viendo y si era posible que, cuando los despegase de aquel orificio volvería a la vida?. Mejor lo deje como estaba, no atraería la suficiente atención para sospecha alguna y yo mientras bebía un poco de té lo contemplaba. Sonó la puerta y derrame un poco del liquido caliente sobre mi camisa, era una camisa bastante cara y ahora no servía mas, me dirigí hacia la mirilla de la puerta y con una expresión de espanto maldije y respondí que en un momento abría, cogí el helado cuerpo del hoyo y lo escondí bajo la cama, me quite la camisa y con el torso desnudo abrí la puerta. Era una pareja de policías dentro de la cual la mitad era una mujer de cabello castaño, bastante atractiva y quien dijo que "las mujeres se atraían por el uniforme" debía de existir un hombre que dijera lo mismo de las mujeres, la cintura era entallada y mi falo comenzaba a notarse en el pantalón, yo lo sentía y los policías se daban cuenta. Ofrecí algo de beber y pedí disculpas por mi apariencia, me excuse diciendo que me acababa de levantar, los policías no hicieron gesto alguno, venían por algo en especifico y yo sabia que era, dijeron que no apetecía nada de beber, que venían porque según registros mi cuarto había sido la ultima instancia donde se había visto a J. (aquel enorme muerto), fingí sorpresa y les mencione que lo recordaba, que había venido a echar un vistazo a la maravilla que poseía y que después de eso se había marchado, por supuesto había limpiado la escena, no estaba el auto de un muerto frente a donde vivía y la alfombra había sido cambiada por una aun más lujosa. Los policías continuaron haciendo preguntas y cada una de mis respuestas era conducida a la seducción de aquella mujer en uniforme, agradecieron al poco rato y estaban dispuestos a marcharse, cuando ya en el marco de la puerta regreso la mirada y pregunto si podía ver que era lo que había visto J., reí de inmediato y comente que eso era un privilegio para los que pagaran una gran cantidad, pero que en este caso con favor de ayudar a la investigación podía hacer una excepción, el policía observaba por el agujero, mientras yo intentaba entablar conversación

  En todo el lujoso piso se podía respirar el aroma del sexo y ahora nos encontrábamos en el lecho de la cama, ella dormía y la pregunta que me había hecho un momento antes reapareció en mi cabeza, el cuerpo que estaba abajo de la cama pensé, pero no lo revisé, no me importaba, como no me importaba ver por aquel hoyo en mi pared, la idea de hacer el amor arriba de un muerto me excitaba de nuevo, pero ella continuaba dormida.

  Paso un día, la oficial de policía apenas despertaba, no recordaba nada y tenía la sensación de haber vivido conmigo desde siempre, yo había salido para comprar algo de desayunar así que no me encontro, todo estaba impecable en cada habitación, no había mancha de té, no había camisas sucias, no había muertos. Regresé con un coctel de fruta para cada uno, ella lo tomó extrañada y yo le besé dulcemente los labios con el cariño de un hombre que apenas había cotraído nupcias, ella sonrió y comimos la fruta tranquilamente. Al rato, me pregunto que qué dia era a lo que respondí que era miércoles, en realidad lo era, asustada me pregunto si había dormido durante todo un día, asentí con la cabeza y ella se llevo las manos a la suya, la consolé por un rato y cuando parecía calmada preguntó que donde estaba su ropa, yo le señalé una silla cerca de mi escritorio, un hermoso vestido en color naranja con detalles amarillos se encontraba enfundado en una bolsa, lo mande a la tintorería, le había caído un poco de vino le mencioné, ella lo tomó y me miró extrañada, pregunto que si de verdad era suyo, yo le sonreì y le comenté que con eso había llegado vestida, que no sabía se era suyo o no, una sonrisa penosa se asomaba en su rostro, mencionó que estaba muy bonito y se cambio frente a mi.

  Estaba oscureciendo y pregunte si podía llevarle a casa, no respondió, sus ojos llenos de lágrimas comenzaron a mirarme, dijo que no recordaba donde vivía, yo le mencioné que si gustaba, se podía quedar conmigo y así fue.

  He vivido por mucho tiempo con la virtud de no tener aquella necesidad obscena de ver, el pecado de ver del que todos o al menos la mayoría es culpable, ellos no pagan con dinero solamente, sino también con su alma y yo administro ambas cosas...

martes, 12 de octubre de 2010

Que no los vean...

Que no los vean. Que no los vean cuando actúan por detrás de los hombres, de los mujeres y más difícil, de los niños que, por sus almas frescas son mas susceptibles de tener contacto con ellos, pero con estos no hay problema. Que no los vean cuando hacen un mal y mucho menos cuando intentan ayudar a los que están en alguna situación de peligro ya que serian ellos los que peligrarían. Que no los vean y que sigan existiendo por debajo y por encima del entendimiento humano. Quiénes son ellos?, son quienes cuando uno los ve tienden a dejar de existir, son ellos los que están en la frontera entre lo irracional y lo racional, no necesitan explicación y es por ello que, cuando alguien logra verlos, mueren y su propósito muere con ellos. Que no los vean y que sigan siendo plenos para aquellos que aún creen en ellos...

lunes, 11 de octubre de 2010

Que soy amante de tus cosas y de algo más...

Porque podría perderme en el relieve de tu cuerpo, en lo profundo de tu alma y en el misticismo que une a tal maravilloso dualismo. Podría tratar no sólo de tu tímido semblante cuando son inapropiados mis comentarios o de tu curiosa risa cuando acerco mis labios a la sensualidad próxima de tu cuello, podría hablar sin terminar de tu y de lo que sólo tú sabes.

  Ahora bien, ya he dicho mucho pero poco sin profundizar, que soy amante de tus cosas y de algo más...